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9 de julio de 2025 a las 03:00

Crueldad: Perrita decolorada con peróxido

La crueldad disfrazada de comercio: el caso de Anastacia nos abre los ojos a la oscura realidad del maltrato animal. Imaginen la atrocidad: una cachorrita de apenas tres meses, sometida a la tortura de un baño de peróxido, con la única finalidad de alterar su color y engañar a posibles compradores, haciéndola pasar por una Golden Retriever de raza pura. Este acto, motivado por la avaricia y la total falta de empatía, no solo causó un daño físico irreparable a Anastacia, con lesiones en la piel y los ojos, sino que también la marcó emocionalmente. Afortunadamente, la historia de Anastacia tuvo un final feliz gracias a la intervención de "Adopta un Ángel", una plataforma de rescatistas independientes que no solo la atendieron médicamente, sino que también le brindaron el amor y el cuidado que necesitaba para recuperarse y encontrar un hogar definitivo.

Este caso, sin embargo, no es un hecho aislado. Las redes sociales de "Adopta un Ángel" y su página web (https://www.adoptaunangelmascota.com/) son un triste testimonio de la cantidad de animales que sufren maltrato y abandono en nuestra ciudad. Perritos que, como Anastacia, merecen una segunda oportunidad, un hogar donde sean amados y respetados, no tratados como mercancía. La plataforma no solo rescata y rehabilita a estos animales, sino que también promueve la adopción responsable, con protocolos que garantizan el bienestar de los animales y concientizan a las familias sobre la importancia del compromiso a largo plazo.

Es crucial recordar que el maltrato animal es un delito penado por la ley. El Código Penal del Distrito Federal establece penas de cárcel y multas para quienes inflijan daño a cualquier especie animal. Las sanciones se agravan si el maltrato resulta en la muerte del animal, y aún más si se utilizan métodos que prolonguen su sufrimiento. No podemos ser indiferentes ante estas situaciones. Denunciar el maltrato animal es responsabilidad de todos.

La historia de Anastacia nos invita a reflexionar sobre la importancia de la adopción responsable y la necesidad de erradicar la compraventa de animales, un negocio que, en muchos casos, fomenta la crueldad y el abandono. Adoptar un animal es un acto de amor y compromiso que transforma vidas, tanto la del animal como la de la familia que lo acoge. En lugar de buscar la "raza perfecta", abramos nuestros corazones a aquellos que necesitan un hogar y una familia que los ame incondicionalmente. Informémonos, concienticemos y actuemos para proteger a los animales, porque ellos también merecen una vida digna y libre de sufrimiento. El cambio empieza por nosotros.

Más allá de la sanción legal, debemos promover una cultura de respeto hacia los animales. Educar a las nuevas generaciones sobre la importancia del cuidado animal es fundamental para construir una sociedad más justa y compasiva. Debemos recordar que los animales no son objetos, sino seres vivos que sienten y merecen nuestro respeto y protección. Apoyar a organizaciones como "Adopta un Ángel" es una forma concreta de contribuir a esta causa. No solo a través de la adopción, sino también mediante donaciones o voluntariado, podemos marcar la diferencia en la vida de muchos animales que esperan una segunda oportunidad.

El caso de Anastacia, aunque doloroso, nos recuerda que la esperanza existe. Gracias al trabajo incansable de rescatistas y la solidaridad de la comunidad, Anastacia encontró la felicidad que merecía. Su historia nos inspira a seguir luchando por los derechos de los animales y a construir un mundo donde la crueldad sea reemplazada por la compasión.

Fuente: El Heraldo de México