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8 de julio de 2025 a las 03:15

Tuxtla Gutiérrez: Lluvias causan estragos

La tarde de ayer, Tuxtla Gutiérrez experimentó una intensa lluvia que, si bien no provocó daños mayores, sí puso a prueba la capacidad de respuesta de Protección Civil Municipal. Once incidentes, desde árboles caídos hasta el desbordamiento de arroyos, mantuvieron a las autoridades en alerta constante. Imaginen la escena: el Libramiento Norte Oriente, una arteria vital de la ciudad, con un vehículo atrapado en un encharcamiento, el agua subiendo de nivel mientras los equipos de rescate se abrían paso entre la lluvia. En Lomas del Oriente y el Fraccionamiento La Salle, la furia del agua desbordó los arroyos, amenazando viviendas y negocios. Afortunadamente, la rápida intervención de Protección Civil evitó una tragedia mayor, demostrando una vez más la importancia de la preparación y la coordinación ante las emergencias.

Este episodio nos recuerda la fragilidad de nuestra convivencia con la naturaleza, especialmente en zonas urbanas propensas a inundaciones. La imagen del arroyo desbordado en La Salle, a la altura de la agencia automotriz, es un recordatorio contundente de la fuerza de la naturaleza. Si bien en esta ocasión no hubo pérdidas humanas ni daños significativos en viviendas, la situación pudo haber sido mucho peor. La ausencia de inundaciones en casas, la oportuna atención a la caída de árboles y la ausencia de bardas o postes derribados, no minimiza la gravedad de la situación, sino que destaca la eficiencia de la respuesta.

Es fundamental que, como ciudadanos, tomemos conciencia de nuestro papel en la prevención de estos desastres. El llamado de las autoridades a mantenerse informados y reportar cualquier emergencia a través del 911 y el 072 no es una simple formalidad. Es una invitación a la corresponsabilidad, a ser parte activa de la solución. Preparar una mochila de emergencia con documentos importantes, agua, linterna, radio y medicamentos esenciales no es un acto de paranoia, sino de previsión. Imaginen la tranquilidad de saber que, ante una eventualidad, contamos con los elementos básicos para afrontar la situación.

Más allá de la respuesta inmediata, es crucial analizar las causas de estos desbordamientos. La acumulación excesiva de agua por lluvias torrenciales es un factor natural, pero la obstrucción de los cauces por basura y escombros es una responsabilidad nuestra. Cada botella plástica, cada bolsa de basura que arrojamos a la calle, contribuye a la formación de taponamientos que, en momentos de lluvia intensa, pueden tener consecuencias devastadoras. La deforestación, la construcción descontrolada en zonas de riesgo y la impermeabilización del suelo son factores que agravan el problema.

Es hora de reflexionar sobre nuestro impacto en el entorno. La prevención no es solo tarea de las autoridades, es un compromiso de todos. Informarnos sobre las medidas de seguridad, reportar cualquier anomalía y, sobre todo, adoptar hábitos responsables en el manejo de nuestros residuos, son acciones que pueden marcar la diferencia. La naturaleza nos envía señales, y es nuestro deber escucharlas y actuar en consecuencia. La tarde de ayer en Tuxtla Gutiérrez fue un llamado de atención, una oportunidad para aprender y prepararnos para el futuro. La pregunta es: ¿estamos escuchando?

Fuente: El Heraldo de México