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9 de julio de 2025 a las 01:50

Socavón GIGANTE aparece en Tlaquepaque

Vecinos de la colonia La Duraznera en Tlaquepaque viven días de angustia e incertidumbre. La tierra bajo sus pies parece no querer dar tregua. Tras el impactante socavón que engulló vehículos el pasado 4 de julio, una nueva oquedad, esta vez de hasta 10 metros de profundidad, ha vuelto a sembrar el miedo en la comunidad. La madrugada del 8 de julio, la tierra cedió nuevamente, abriendo un abismo que amenaza la estabilidad de calles y viviendas. El temor se palpa en el ambiente, las conversaciones giran en torno al mismo tema: ¿qué sucederá ahora? ¿Hasta dónde llegará esta pesadilla?

El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Guadalajara (SIAPA) ha salido al paso de la alarma, aclarando que no se trata de un nuevo socavón, sino de una extensión del original. Argumentan que las intensas lluvias que han azotado la Zona Metropolitana de Guadalajara han dificultado las labores de reparación, impidiendo la sustitución de los 42 metros dañados del colector. Sin embargo, para los vecinos, la explicación no es suficiente. La imagen de la enorme grieta abriéndose en la tierra es una realidad palpable, una amenaza constante que les roba la tranquilidad.

La situación se complica aún más debido a la dinámica del suelo en la zona, que, combinada con las fuertes precipitaciones, crea un escenario propicio para este tipo de fenómenos. Expertos señalan la importancia de realizar estudios exhaustivos del subsuelo para prevenir futuras tragedias. Se cuestiona si las infraestructuras actuales son suficientes para soportar las inclemencias del tiempo y si se están tomando las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los habitantes.

El SIAPA ha atribuido el origen del socavón a una fuga en dos tomas de agua que erosionaron el suelo, afectando el colector de 48 pulgadas de diámetro. No obstante, la comunidad exige respuestas y soluciones a largo plazo. Se preguntan si se realizará un análisis profundo de las causas que provocaron este desastre y si se implementarán medidas para evitar que se repita en el futuro. La incertidumbre se mantiene latente, mientras la tierra continúa dando muestras de su fragilidad.

Las lluvias, que en otras circunstancias serían motivo de alegría, se han convertido en una fuente de preocupación para los habitantes de La Duraznera. Cada gota que cae intensifica el temor a que la tierra vuelva a ceder. La vida cotidiana se ha visto alterada, la zozobra se respira en cada esquina. La comunidad espera con ansias el fin de esta pesadilla y la pronta recuperación de la estabilidad en su entorno. Mientras tanto, la mirada permanece fija en el socavón, símbolo de la fragilidad del terreno y de la incertidumbre que se cierne sobre sus vidas. La pregunta que todos se hacen es: ¿qué nos depara el futuro?

Fuente: El Heraldo de México