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8 de julio de 2025 a las 08:05

Joven "desaparecido" trabajaba para cártel en NL

La historia de Luis Ángel "N" ha dado un giro inesperado y perturbador. Lo que comenzó como una angustiosa desaparición, con la familia desesperada clamando por su regreso y una Alerta Amber activada, se ha transformado en una revelación impactante: el joven no estaba perdido, sino involucrado en actividades delictivas. La incertidumbre que rodeaba su paradero se disipó con su detención tras un ataque armado al norte de Monterrey, una imagen que lo vincula a un grupo criminal y una carta, presuntamente suya, que desmantela la narrativa de la desaparición.

En la misiva, dirigida a su madre, Luis Ángel confiesa con crudeza: "No estaba desaparecido, estaba en el jale con el cártel". Palabras que resuenan como un mazazo, destrozando la esperanza de una familia que lo buscaba incansablemente. La imagen del joven vulnerable, perdido y en peligro, se desvanece para dar paso a la de un adolescente inmerso en el oscuro mundo del crimen organizado. "No me llevaron, jefa, me fui", añade en la carta, descartando la posibilidad de un secuestro y asumiendo la responsabilidad de sus actos, aunque estos sean profundamente erráticos.

La carta no solo revela la verdad sobre su paradero, sino que también ofrece una escalofriante visión del entorno en el que se movía. Menciona una riña desatada por el arresto de una figura importante, y una regla implacable: "no se pregunta, solo se hace". Una frase que ilustra la obediencia ciega y la falta de cuestionamiento que impera en estos grupos, donde la vida humana parece perder todo valor.

La Fiscalía General del Estado (FGE), que había emitido una ficha de búsqueda para colaborar con la familia, se encontró con una situación totalmente distinta. La detención de Luis Ángel, en un operativo policial en la colonia Brisas Residencial tras el robo de un Lamborghini azul, coincidió con la identidad del joven desaparecido. La investigación dio un giro de 180 grados, pasando de la búsqueda de una víctima a la investigación de un presunto delincuente.

La historia de Luis Ángel nos confronta con la compleja realidad de la juventud en entornos vulnerables, donde la falta de oportunidades, la presión social y la influencia del crimen organizado pueden llevar a jóvenes por caminos peligrosos. El caso, además, pone de manifiesto la importancia de la prevención y la atención a las señales de alerta, para evitar que más jóvenes caigan en las garras de la delincuencia.

El hecho de que Luis Ángel fuera visto por última vez con Dilan Johan Zavala y Alexis Davila Hernández, cuyas familias también reportaron su desaparición, añade otra capa de complejidad al caso. La Alerta Amber emitida por los tres menores advertía del "peligro inminente" en el que se encontraban. ¿Están también involucrados en actividades delictivas? ¿Fueron influenciados por Luis Ángel? Estas son preguntas que las autoridades deberán investigar para esclarecer completamente este turbio episodio.

La historia de Luis Ángel, lejos de ser un caso aislado, refleja una problemática social que exige atención urgente. Es una llamada de atención para la sociedad, para las familias y para las instituciones, a redoblar esfuerzos en la prevención, la educación y la creación de oportunidades para los jóvenes, para que puedan construir un futuro lejos de la violencia y el crimen. El desgarrador mensaje "No me perdí, me equivoqué. No me robaron, me rendí", resuena como un eco de la tragedia y nos invita a reflexionar sobre el camino que estamos construyendo para las futuras generaciones.

Fuente: El Heraldo de México