
8 de julio de 2025 a las 15:40
Horror en Sonora: Bromeaba con feminicidios
La tragedia que ha conmocionado a Sonora, específicamente al poblado Miguel Alemán y a la ciudad de Hermosillo, ha dejado al descubierto la crueldad inimaginable de un crimen que ha arrebatado la vida a una madre y sus tres pequeñas hijas. La frialdad del presunto responsable, Jesús Antonio “N”, se revela no solo en el acto atroz en sí, sino también en la perversidad de sus “bromas sarcásticas” sobre el seguro de vida de Margarita, la madre de las niñas. Este detalle, escalofriante y revelador, nos obliga a reflexionar sobre la profunda oscuridad que puede albergar el ser humano.
El relato de los hechos, minuciosamente reconstruido por la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJES), dibuja un escenario de horror. Un viaje a Bahía de Kino, que prometía ser un momento de esparcimiento familiar, se convirtió en una pesadilla. La carretera 36, testigo silenciosa del primer acto de esta tragedia, vio caer a Margarita, víctima de un disparo a sangre fría. Imaginemos el terror que debieron experimentar las pequeñas, presenciando la muerte de su madre a manos de quien, hasta ese momento, probablemente consideraban cercano.
El viaje continuó, pero no hacia el destino vacacional, sino hacia un final aún más desgarrador. Kilómetros más adelante, las tres niñas, Meredith, Medelin y Karla, fueron también víctimas de la brutalidad de Jesús Antonio “N”. El hallazgo de sus cuerpos, abrazadas en un último gesto de amor y protección mutua, es una imagen que difícilmente se borrará de la memoria colectiva. Un testimonio desgarrador de la inocencia arrebatada y la crueldad sin límites.
La detención de Jesús Antonio “N”, en flagrancia y con indicios relacionados con narcomenudeo, añade otra capa de complejidad a este caso. ¿Fue la violencia un acto premeditado? ¿Influyeron las drogas en su comportamiento? Estas son preguntas que las autoridades deberán responder a través de una investigación exhaustiva. La prisión preventiva justificada, impuesta por el juez, es un primer paso hacia la justicia que claman las víctimas y la sociedad.
El trabajo del colectivo Buscadoras por la Paz Sonora, quienes encontraron los cuerpos y alertaron a las autoridades, merece un reconocimiento especial. Su labor incansable en la búsqueda de personas desaparecidas es un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. En este caso, su intervención fue crucial para el inicio del proceso judicial.
La Fiscalía, bajo la dirección de Gustavo Rómulo Salas, tiene ahora la responsabilidad de construir un caso sólido que permita obtener una sentencia condenatoria ejemplar. La pena máxima, que se busca aplicar, no solo es un acto de justicia para Margarita, Meredith, Medelin y Karla, sino también un mensaje a la sociedad: la violencia contra las mujeres y las niñas no será tolerada.
Este caso nos conmueve profundamente y nos interpela como sociedad. Nos obliga a cuestionarnos sobre las raíces de la violencia, la importancia de la prevención y la necesidad de crear entornos seguros para las mujeres y las niñas. La memoria de Margarita y sus hijas debe ser un recordatorio constante de la lucha que debemos librar contra la violencia de género y la impunidad. No podemos permitir que este tipo de tragedias se repitan. Debemos trabajar juntos para construir un futuro donde la vida de las mujeres y las niñas sea valorada y protegida.
Fuente: El Heraldo de México