
8 de julio de 2025 a las 09:15
Blindando la Democracia: Observación Electoral Imparcial
La abrumadora cifra de solicitudes para participar como observadores electorales en el reciente Proceso Electoral Extraordinario del Poder Judicial Federal 2024-2025, un total de 316,430, nos coloca frente a un fenómeno inédito en la historia democrática de México. Este número, que contrasta con la participación ciudadana en la votación, de apenas un 13%, nos invita a una reflexión profunda sobre el significado y las motivaciones detrás de esta creciente ola de observadores. ¿Qué impulsa a tantos ciudadanos a involucrarse en la observación electoral, mientras que la participación en las urnas se mantiene relativamente baja?
Es innegable que la novedad de una elección judicial, la primera de su tipo, generó una expectación particular en la sociedad. La posibilidad de incidir, aunque sea indirectamente, en la conformación del Poder Judicial, un pilar fundamental de nuestro sistema democrático, sin duda despertó el interés de muchos. Sin embargo, este entusiasmo por observar, en contraposición con la tímida participación en la votación, nos obliga a cuestionarnos si la motivación principal reside en un genuino compromiso con la democracia o si existen otros factores en juego.
La cifra de solicitudes rechazadas, 143,688, también nos da pistas sobre este fenómeno. Casi la mitad de las solicitudes no cumplieron con los requisitos legales, incluyendo la no militancia en partidos políticos y la no vinculación con programas sociales. Esto nos lleva a preguntarnos si, detrás de algunas de estas solicitudes, se escondían intenciones distintas a la simple observación imparcial. ¿Buscaban algunos aprovechar la figura del observador para influir en el proceso, o incluso para obtener algún beneficio personal? Es una pregunta incómoda, pero necesaria, para asegurar la integridad y la legitimidad de la observación electoral.
La Observación Electoral, desde su incorporación a la legislación en 1993, ha sido una herramienta crucial para fortalecer la certeza y la transparencia de nuestros procesos electorales. Nació como una respuesta a las demandas ciudadanas y de la oposición, que buscaban garantizar la imparcialidad y la credibilidad de los resultados. A lo largo de los años, la presencia de observadores electorales ha contribuido significativamente a la consolidación de nuestra democracia.
Por ello, es fundamental proteger la integridad de esta figura. Debemos asegurarnos de que la observación electoral se mantenga como un espacio de participación ciudadana genuina, libre de intereses partidistas o personales. La capacitación adecuada de los observadores, la transparencia en los procesos de acreditación y la vigilancia constante son esenciales para evitar que esta importante herramienta se desvirtúe. El futuro de nuestra democracia depende, en gran medida, de la capacidad de la ciudadanía para participar de manera activa y responsable en la construcción de un sistema electoral sólido y confiable. La reflexión sobre el fenómeno de la observación electoral, a la luz de los datos del reciente proceso judicial, es un paso crucial en ese camino. La discrepancia entre la alta demanda de acreditaciones y la baja participación en las urnas es una señal de alerta que no podemos ignorar. Es un llamado a fortalecer la educación cívica y a promover una cultura de participación ciudadana más activa y comprometida con los valores democráticos. Solo así podremos asegurar que la Observación Electoral siga siendo un pilar fundamental de nuestra democracia.
Fuente: El Heraldo de México