La angustia se palpa en el aire de Iztapalapa. Un silencio denso, roto solo por los gritos desesperados que exigen el regreso de Cristian. El Periférico, arteria vital de la ciudad, se convierte en escenario de una lucha contra la incertidumbre, contra el miedo que corroe el alma de una familia. Los manifestantes, unidos por el lazo invisible del dolor y la esperanza, alzan la voz para que Cristian Israel Cortes Angulo, de tan solo 12 años, vuelva a casa.

Su imagen, plasmada en carteles que ondean al viento, nos mira con sus ojos café oscuro, grandes e inocentes. Una mirada que interpela, que exige respuestas. ¿Dónde está Cristian? ¿Qué ha sucedido con él? Preguntas que retumban en la mente de sus seres queridos, que se multiplican en las redes sociales, que se clavan como espinas en el corazón de una madre que solo anhela volver a abrazar a su hijo.

El jueves 3 de julio, la vida de la familia Cortes Angulo dio un vuelco inesperado. Cristian salió de su casa, ubicada entre la calle Bellavista y la avenida San Lorenzo, aproximadamente a las 9:00 de la mañana. Un día aparentemente normal que se transformó en una pesadilla sin fin. Salió por su propio pie, sin decir a dónde iba, sin especificar con quién se encontraría. Las horas pasaron, la angustia creció y la ausencia de Cristian se convirtió en una herida abierta.

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ya tiene conocimiento del caso. La Alerta Amber, activada con la esperanza de que alguien, en algún lugar, reconozca a Cristian y proporcione información vital para su localización, se ha difundido por todos los medios posibles. Su descripción, detallada en la ficha de búsqueda, se repite una y otra vez: 1.40 metros de estatura, complexión delgada, piel morena clara, cabello negro lacio. Señas particulares: cicatrices en la cabeza y una en el brazo derecho. Vestía un pants gris claro, playera de manga larga con rayas azules y grises, y chanclas negras.

Cada detalle, por pequeño que parezca, puede ser la pieza clave para resolver este angustioso rompecabezas. La colaboración ciudadana es fundamental. Cualquier información, por mínima que sea, puede marcar la diferencia. La madre de Cristian, Cinthya, implora a través de las redes sociales que cualquier pista, cualquier avistamiento, sea comunicado de inmediato. Su voz, cargada de dolor y desesperación, es un eco que resuena en la conciencia colectiva.

El bloqueo del Periférico, más que una protesta, es un grito desesperado que busca despertar la solidaridad de la sociedad. La exigencia de una mesa de trabajo con las autoridades no es un capricho, es la necesidad imperante de agilizar las investigaciones, de que se destinen todos los recursos disponibles para encontrar a Cristian. El tiempo corre en contra. Cada minuto que pasa aumenta la incertidumbre y la angustia.

La desaparición de Cristian Israel Cortes Angulo nos recuerda la fragilidad de la vida, la importancia de la comunidad y la necesidad de estar alerta. No podemos permanecer indiferentes ante el dolor de una familia que busca desesperadamente a su hijo. Hoy, más que nunca, la unión y la solidaridad son esenciales. Compartamos la información, difundamos la alerta, mantengamos la esperanza. Cristian nos necesita.