
8 de julio de 2025 a las 18:20
Adopta una gata, hereda un piso.
La conmovedora historia del señor Long y su gata Xianba ha trascendido las fronteras de Guangdong para convertirse en un fenómeno nacional, poniendo de manifiesto una realidad cada vez más común en la China moderna: el envejecimiento de la población y el profundo vínculo que se establece con las mascotas, especialmente en la ausencia de familiares cercanos. El dilema de Long no es un caso aislado. Miles de ancianos en todo el país comparten la misma preocupación: ¿quién cuidará de sus compañeros animales cuando ellos ya no puedan hacerlo? La propuesta de Long, aparentemente sencilla, desnuda la complejidad de confiar el bienestar de un ser querido, en este caso Xianba, a un desconocido. La desconfianza, alimentada por las historias virales de maltrato animal y la aún incipiente legislación al respecto, es un obstáculo importante.
Más allá de la anécdota viral, el caso de Long y Xianba nos invita a reflexionar sobre la necesidad de mecanismos legales más robustos que garanticen la protección de los animales domésticos en situaciones de vulnerabilidad. Si bien el Código Civil chino de 2021 permite legar bienes a individuos o instituciones, la falta de especificidad en cuanto a la protección animal deja un vacío legal que puede ser explotado. ¿Cómo asegurar que la voluntad del testador se cumpla en la práctica y que Xianba reciba los cuidados que necesita? ¿Qué instancias supervisarían el cumplimiento de dicho legado?
La magnitud de la preocupación se refleja en la avalancha de comentarios en redes sociales. Mientras algunos internautas se muestran escépticos ante las posibles motivaciones de quienes se postulen para cuidar de Xianba, otros expresan genuina empatía con la situación de Long, reconociendo en él el reflejo de sus propios miedos y la profunda conexión que se puede desarrollar con una mascota. El debate se extiende a la necesidad de crear mecanismos de control y fiscalización, quizás a través de organizaciones protectoras de animales, que puedan intervenir en estos casos y garantizar el bienestar de las mascotas.
El creciente mercado de mascotas en China, con cifras que alcanzan los 124 millones de perros y gatos en 2024, evidencia la importancia de abordar esta problemática con seriedad. No se trata solo de una cuestión sentimental, sino de una realidad social que exige soluciones concretas. La historia de Long y Xianba es un llamado de atención para implementar políticas públicas que protejan a los animales y brinden tranquilidad a los dueños, especialmente a aquellos que, en el ocaso de sus vidas, encuentran en sus mascotas una compañía invaluable. ¿Es posible crear un sistema de custodia para animales similar al que existe para menores de edad? ¿Podrían las notarías jugar un papel más activo en la verificación y seguimiento de testamentos que incluyan el cuidado de mascotas? Estas son algunas de las preguntas que deben abordarse para dar respuesta a la creciente preocupación de una sociedad que cada vez integra más a los animales en su núcleo familiar.
La ausencia de una ley específica contra el maltrato animal en China agrava la incertidumbre en casos como el de Long. Si bien la conciencia sobre el bienestar animal está en aumento, la falta de un marco legal sólido deja a las mascotas en una situación de vulnerabilidad. La historia de Xianba podría convertirse en un catalizador para impulsar cambios significativos en la legislación china y sentar un precedente para la protección de los animales de compañía. Mientras tanto, la búsqueda de un hogar para Xianba continúa, con la esperanza de que la solidaridad y el amor por los animales prevalezcan por encima de cualquier interés económico.
Fuente: El Heraldo de México