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9 de julio de 2025 a las 02:00

Adiós Impuestos en EEUU: ¿Realidad o Mito?

La reciente notificación de la Administración del Seguro Social (SSA) sobre la eliminación de impuestos federales a las prestaciones de jubilación ha generado una ola de confusión y expectativas entre los beneficiarios. Si bien la SSA anunció con bombos y platillos una supuesta eliminación de impuestos, la realidad es mucho más matizada y, para muchos, menos beneficiosa de lo que aparenta. Desgranemos la situación para comprender mejor el alcance real de esta nueva provisión.

El quid de la cuestión reside en la interpretación de la palabra "eliminación". La SSA habla de eliminar impuestos, lo que evoca la imagen de una exención total. Sin embargo, lo que realmente ofrece la nueva ley es una deducción en la base imponible, no una eliminación directa del impuesto sobre las prestaciones. Es decir, no se eliminan los impuestos sobre las prestaciones, sino que se reduce la cantidad de ingresos sobre la que se calculan dichos impuestos. Esta diferencia, aunque sutil, es crucial para entender el impacto real de la medida.

Imaginemos a una persona jubilada con ingresos anuales de $60,000. Con la nueva deducción de $6,000, su base imponible se reduce a $54,000. Esto significa que pagará menos impuestos, pero no que sus prestaciones estarán completamente exentas. La reducción impositiva será proporcional a la deducción y a su tramo impositivo, no una eliminación total como la notificación inicial de la SSA podría sugerir.

Además, este beneficio, presentado como un gran alivio para los jubilados, tiene letra pequeña. La deducción de $6,000 solo aplica a contribuyentes de 65 años o más. Aquellos que se jubilaron anticipadamente quedan excluidos, lo que genera una clara discriminación entre jubilados. ¿Por qué se beneficia a unos y se margina a otros? Esta pregunta queda flotando en el aire, sin una respuesta clara por parte de las autoridades.

Otro punto crítico es la temporalidad de la medida. La deducción estará vigente solo entre 2025 y 2028. ¿Qué sucederá después? ¿Volverán los jubilados a la situación anterior? La incertidumbre generada por esta limitación temporal añade más leña al fuego de la confusión. ¿Es esta una solución real o un simple parche temporal para acallar las preocupaciones de los jubilados?

Y no olvidemos el factor ingresos. La deducción se reduce progresivamente para quienes ganan más de $75,000 al año y desaparece por completo para aquellos con ingresos superiores a $175,000. Esto significa que, para muchos jubilados con ingresos medios-altos, el beneficio será mínimo o inexistente. La promesa de un alivio fiscal se diluye a medida que aumentan los ingresos, dejando a muchos con la sensación de haber sido engañados por una publicidad engañosa.

En resumen, la nueva provisión, lejos de ser la panacea anunciada por la SSA, es una medida compleja, con letra pequeña y limitaciones importantes. La confusión generada por la comunicación inicial de la SSA subraya la importancia de leer más allá de los titulares y analizar en detalle las implicaciones reales de las políticas que nos afectan. Los jubilados, especialmente aquellos con ingresos moderados y quienes se jubilaron anticipadamente, deben ser conscientes de que el alivio fiscal prometido no es tan amplio como se les ha hecho creer. La transparencia y la claridad en la comunicación de estas medidas son fundamentales para evitar falsas expectativas y garantizar que los jubilados puedan tomar decisiones informadas sobre su futuro financiero.

Fuente: El Heraldo de México