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9 de julio de 2025 a las 00:50

¡Adiós al humo en Hidalgo!

La Ciudad de México se encuentra en un punto crucial en la regulación del consumo lúdico de cannabis. Si bien la administración de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, reafirma su compromiso con los derechos adquiridos y la tolerancia hacia el consumo, la realidad en las calles ha pintado un panorama complejo que exige una pronta intervención. Espacios públicos, inicialmente concebidos como zonas de tolerancia, se han transformado en focos de inseguridad, venta de drogas y molestias para residentes y comerciantes. La Estela de Luz y el Monumento a la Madre, emblemáticos lugares de la capital, son ejemplos palpables de esta problemática, donde la permisividad inicial derivó en situaciones que comprometían la tranquilidad y el disfrute de los espacios públicos para todos.

La noticia de la recuperación de estos lugares por parte de la Secretaría de Gobierno (Secgob) trae un respiro a la ciudadanía, pero también plantea la necesidad de un replanteamiento profundo sobre cómo abordar el consumo lúdico de cannabis en la ciudad. Las acciones previstas en zonas clave como el Metro Hidalgo, Pino Suárez, Avenida Juárez y el entorno del Senado de la República, demuestran la magnitud del desafío y la firmeza del gobierno en restituir el orden y la seguridad.

No se trata, sin embargo, de una cruzada prohibicionista. La Jefa de Gobierno ha sido clara: no se dará marcha atrás a los derechos ganados. El consumo lúdico de cannabis seguirá siendo tolerado, pero bajo nuevas condiciones que garanticen la convivencia pacífica y el respeto al espacio público. Aquí radica la complejidad del asunto: encontrar un equilibrio entre la libertad individual y el bienestar colectivo.

El diálogo con los colectivos cannábicos se presenta como la pieza clave en esta búsqueda de soluciones. La Secretaría de Gobierno ha abierto las puertas a la concertación, buscando definir un nuevo espacio de consumo que cumpla con requisitos fundamentales: estar alejado del paso peatonal, no afectar a terceros, ser accesible para todos los usuarios, contar con reglas claras y, sobre todo, estar libre de la presencia de vendedores de droga.

La tarea no es sencilla. Se requiere de la colaboración de todos los actores involucrados para construir un modelo que permita el disfrute responsable del cannabis sin comprometer la seguridad y la tranquilidad de la ciudad. Los comerciantes, residentes y usuarios de cannabis tienen un rol fundamental en este proceso. Las afectaciones a negocios, viviendas y oficinas aledañas a las zonas de consumo son innegables y deben ser atendidas.

La búsqueda de un nuevo espacio de consumo no se limita a una cuestión logística. Representa la oportunidad de construir un modelo de regulación que sea ejemplo para otras ciudades del país. Un modelo que promueva la responsabilidad individual, el respeto al espacio público y la convivencia pacífica. El reto está planteado, y la Ciudad de México tiene la oportunidad de demostrar que la tolerancia y el orden pueden ir de la mano. El éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad de diálogo, la voluntad de colaboración y la visión a largo plazo de todos los involucrados. El futuro del consumo lúdico de cannabis en la capital se escribe ahora, y la participación de todos es crucial para construir un modelo sostenible y respetuoso para todos.

Fuente: El Heraldo de México