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7 de julio de 2025 a las 17:25

Recupera la Audición de tu Perro: 4 Señales Clave

La sordera en nuestros compañeros caninos: un enemigo silencioso que debemos aprender a reconocer

La compañía de un perro es una fuente inagotable de alegría y cariño. Su lealtad y entusiasmo nos llenan los días de momentos inolvidables. Sin embargo, a medida que nuestros fieles amigos envejecen, pueden verse afectados por problemas de salud que, en ocasiones, pasan desapercibidos. Uno de estos problemas, más común de lo que pensamos, es la pérdida de audición. Detectar la sordera a tiempo es crucial para garantizar el bienestar de nuestro perro y adaptar su entorno a sus nuevas necesidades. No se trata solo de evitar accidentes, sino de comprender que un perro con problemas de audición experimenta el mundo de una manera diferente y requiere de nuestra paciencia y comprensión.

Aunque la edad avanzada es un factor de riesgo importante, la sordera canina puede tener diversos orígenes. Desde infecciones mal curadas, como las otitis crónicas, hasta traumatismos en la cabeza, pasando por la exposición continua a ruidos fuertes, como los fuegos artificiales en las fiestas, o incluso una predisposición genética. Es importante recordar que cada perro es un mundo y que, por lo tanto, las causas de la sordera pueden variar considerablemente. Por ello, ante cualquier sospecha, la consulta con un veterinario es fundamental para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Identificar la sordera en nuestros perros no siempre es tarea fácil, ya que los síntomas pueden ser sutiles y confundirse con otras condiciones. Un perro que antes se mostraba juguetón y activo puede volverse más pasivo y dormir por períodos más prolongados. La falta de estímulos sonoros lo lleva a un estado de apatía, mostrando menos interés en los juegos y la interacción con su entorno. Aquellos juguetes o pelotas que antes lo entusiasmaban, ahora pasan desapercibidos. Es en estos detalles, en los pequeños cambios de comportamiento, donde debemos estar atentos.

La falta de respuesta a su nombre, a órdenes básicas o a sonidos familiares, como el timbre de la puerta o el sonido de las llaves, puede ser un claro indicativo de problemas auditivos. Muchas veces, estos comportamientos se malinterpretan como desobediencia, cuando en realidad el perro simplemente no está escuchando. Un truco casero que podemos utilizar para una primera evaluación es generar un ruido fuerte fuera de su campo visual, como un aplauso. Si el perro no reacciona, es una señal de alerta que nos debe llevar a consultar con un especialista.

La pérdida de audición también puede provocar un aumento en la reactividad y el sobresalto. Al no poder anticipar los sonidos, el perro se asusta con mayor facilidad ante estímulos inesperados. Por ejemplo, una caricia repentina o la aproximación de otro animal pueden generar una reacción de miedo o defensa. Imaginemos por un momento cómo sería experimentar el mundo sin el sentido del oído, la incertidumbre y la vulnerabilidad que esto conlleva.

En los casos donde la sordera está relacionada con una afección física, como una otitis, podemos observar otros síntomas adicionales. El perro puede sacudir la cabeza con frecuencia, rascarse las orejas insistentemente o mostrar signos de dolor al tocarle la zona. La presencia de mal olor o secreciones oscuras en el oído son señales de alarma que requieren atención veterinaria inmediata.

En definitiva, estar atentos a las señales que nos da nuestro perro es fundamental para detectar a tiempo cualquier problema de salud, incluyendo la pérdida de audición. Un diagnóstico temprano nos permitirá adaptar su entorno, brindarle la atención que necesita y, sobre todo, asegurar su bienestar y calidad de vida. La sordera no es el fin del mundo, sino una nueva forma de comunicarnos y conectar con nuestros fieles compañeros.

Fuente: El Heraldo de México