
8 de julio de 2025 a las 00:05
Olvídate de las quemaduras: Guía definitiva para el verano
El verano, sinónimo de sol, playa y relax, también puede convertirse en una pesadilla para nuestra piel si no tomamos las precauciones adecuadas. Más allá del bronceado dorado que todos deseamos, acechan peligros como quemaduras, manchas, irritaciones e incluso brotes de acné. Pensar que solo el protector solar es suficiente es un error común, especialmente en la playa donde la exposición al sol se intensifica debido a la ropa ligera o la ausencia de ella. A esto se suma el cloro de las piscinas, la sal del mar y hasta el contraste con el aire acondicionado, factores que pueden alterar el equilibrio natural de nuestra piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo, y provocar resequedad, enrojecimiento e incluso reacciones alérgicas.
Si bien el bloqueador solar es indispensable, no es la única arma en nuestro arsenal de protección. Debemos adoptar una visión integral del cuidado de la piel durante el verano, considerando todos los elementos que pueden afectarla. Expertos dermatólogos, como el Dr. Miguel Recio de la Clínica ABDerma, advierten sobre la importancia de protegernos no solo de los rayos UV, sino también de otros factores ambientales. El sudor, por ejemplo, combinado con la sal del mar o el cloro, puede irritar y resecar la piel. Asimismo, el cambio brusco de temperatura al entrar y salir de ambientes con aire acondicionado puede debilitar la barrera protectora de la piel, haciéndola más vulnerable.
La recomendación del Dr. Recio y de instituciones como los Hospitales Pascual es clara: utilizar un protector solar con un FPS de 30 o superior, aplicándolo generosamente 15 minutos antes de la exposición solar y reaplicándolo cada dos horas, especialmente en la playa. Pero, ¿qué más podemos hacer para proteger nuestra piel durante las vacaciones de verano?
La hidratación es fundamental. Beber abundante agua ayuda a mantener la piel hidratada desde el interior, compensando la pérdida de líquidos por el calor y la sudoración. Además, podemos complementar con cremas hidratantes, preferiblemente después de la ducha, para restaurar la barrera protectora de la piel.
La elección de la ropa también juega un papel importante. Prendas de tejidos naturales y ligeros, como el algodón o el lino, permiten que la piel respire y evitan la irritación. Además, utilizar sombreros y gafas de sol protege las zonas más sensibles, como el rostro y el cuero cabelludo.
Después de un día de playa o piscina, es recomendable ducharse con agua tibia para eliminar los restos de sal, cloro y arena. Utilizar un jabón suave y neutro, evitando los productos perfumados que pueden irritar la piel sensibilizada por el sol.
En caso de quemaduras solares, aplicar compresas frías y utilizar cremas aftersun con ingredientes calmantes como el aloe vera. Si la quemadura es grave o presenta ampollas, es importante consultar a un dermatólogo.
Finalmente, recordemos que cada piel es única y requiere cuidados específicos. Consultar con un dermatólogo nos permitirá conocer nuestro tipo de piel y recibir recomendaciones personalizadas para protegerla eficazmente durante el verano y prevenir daños a largo plazo, como el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel. No dejemos nuestra salud en manos de la improvisación. Informémonos y tomemos las precauciones necesarias para disfrutar de un verano saludable y sin preocupaciones.
Fuente: El Heraldo de México