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8 de julio de 2025 a las 00:30

INE vencida: ¿Y ahora qué?

La credencial para votar: mucho más que un simple plástico. En México, este pequeño rectángulo plastificado se ha convertido en la llave maestra para acceder a la plena ciudadanía. No solo nos permite ejercer nuestro derecho al voto, pilar fundamental de cualquier democracia, sino que también nos identifica ante instituciones públicas y privadas, abriendo las puertas a un sinfín de trámites y servicios esenciales. Imaginen por un momento la vida sin ella: imposible abrir una cuenta bancaria, acceder a servicios de salud, tramitar un pasaporte, incluso cobrar un cheque. La credencial, en esencia, nos otorga visibilidad y reconocimiento ante la sociedad.

Su historia es un reflejo de la evolución de nuestra democracia. Desde su primera emisión en 1991, ha experimentado constantes mejoras en sus sistemas de seguridad, pasando de simples plastificados a documentos sofisticados con elementos biométricos que garantizan su autenticidad. Estos avances no solo protegen nuestra identidad frente a posibles fraudes, sino que también refuerzan la confianza en los procesos electorales. Recordemos que cada voto cuenta, y la seguridad de nuestra identificación es crucial para la legitimidad de nuestros representantes.

En 2025 y 2027, un importante número de credenciales expirarán, marcando un hito en la renovación de este documento. Quienes posean credenciales emitidas en 2015 y 2017 deberán tramitar su renovación para mantener su vigencia. Esto cobra especial relevancia de cara a las elecciones federales y locales de 2027. Imaginen la frustración de llegar a las urnas con una credencial vencida, imposibilitados de ejercer nuestro derecho al voto, de hacer escuchar nuestra voz en las decisiones que afectan nuestro futuro.

Pero la vigencia de la credencial no solo se ve afectada por el paso del tiempo. Existen otras circunstancias, como el cambio de domicilio, la pérdida o el robo del documento, que requieren la gestión de una nueva credencial. Es fundamental mantener nuestros datos actualizados en el Padrón Electoral, la base de datos que resguarda la información de todos los ciudadanos inscritos. De esta manera, nos aseguramos de permanecer en la Lista Nominal, el listado que nos habilita para votar el día de las elecciones.

Cada credencial cuenta una historia. El número de emisión, discretamente impreso en el plástico, revela la cantidad de veces que hemos realizado trámites relacionados con nuestra identidad: reposiciones, renovaciones, actualizaciones de datos, cambios de domicilio. Cada trámite es un testimonio de nuestra trayectoria como ciudadanos.

Y no olvidemos la sección electoral, ese pequeño número que nos indica dónde debemos acudir a votar. Es la pieza que nos conecta con nuestra comunidad, con nuestros vecinos, en el ejercicio de nuestra ciudadanía.

Finalmente, recordemos que la credencial para votar es un documento oficial, y como tal, debe ser tratado con el respeto y la responsabilidad que merece. Una impresión de la página web del INE, aunque muestre la vigencia de nuestra credencial, no puede sustituir al documento físico. Mantengamos nuestra credencial vigente y a la mano, lista para ser utilizada cuando sea necesario, porque representa nuestra identidad, nuestro derecho a participar y nuestra voz en la democracia.

Fuente: El Heraldo de México