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8 de julio de 2025 a las 00:55

Etiquetado claro, salud segura.

La salud está en nuestras manos, literalmente. Cada vez que tomamos un producto del supermercado, tenemos la oportunidad de decidir qué entra a nuestro cuerpo. Y ahora, gracias al etiquetado frontal de alimentos y bebidas, esa decisión está mucho más informada. Ya no se trata de descifrar letras pequeñas e ingredientes con nombres impronunciables. Los octágonos negros son claros, concisos y contundentes: "Exceso de azúcares", "Exceso de grasas saturadas"… Un lenguaje directo que nos alerta sobre los riesgos potenciales para nuestra salud.

Imaginen la escena: una familia en el supermercado, los niños pidiendo cereales azucarados. Antes, la decisión se basaba en el personaje de la caja o la promesa de un juguete. Ahora, los octágonos entran en juego. Los niños, incluso los más pequeños, pueden entender el mensaje: demasiado azúcar no es bueno. Se abre un espacio para el diálogo, para la educación nutricional en el hogar. La compra se convierte en una oportunidad de aprendizaje, de construir hábitos saludables en familia.

Y no se trata solo de los niños. Todos, desde los más jóvenes hasta los adultos mayores, nos beneficiamos de esta información clara y accesible. Pensémoslo: ¿cuántas veces hemos comprado un producto "light" o "bajo en grasas" sin darnos cuenta de la cantidad de azúcar o sodio que contiene? El etiquetado frontal nos quita la venda de los ojos, nos permite comparar productos y tomar decisiones conscientes, basadas en la evidencia, no en la publicidad engañosa.

Este cambio no es menor. Representa un paso gigantesco en la lucha contra las enfermedades crónicas que azotan a nuestra población, como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Enfermedades que no solo impactan la salud individual, sino también la economía familiar y el sistema de salud pública.

La campaña "Vive Saludable, Vive Feliz" encaja perfectamente con esta iniciativa. Nos invita a tomar las riendas de nuestra salud, a construir un futuro más saludable para nosotros y para las próximas generaciones. No se trata de prohibir, sino de informar y empoderar. De darnos las herramientas necesarias para elegir lo que es mejor para nuestro cuerpo.

Y la responsabilidad no es solo del gobierno. Las escuelas, las familias, las comunidades, todos tenemos un rol que jugar en esta transformación. Informémonos, compartamos la información, hablemos con nuestros hijos, con nuestros padres, con nuestros amigos. El conocimiento es poder, y en este caso, el poder de vivir una vida más plena y saludable. El etiquetado frontal es una herramienta poderosa, aprovechémosla al máximo. Nuestra salud lo vale.

Además, la implementación de este etiquetado ha puesto a México a la vanguardia en la lucha contra la mala alimentación. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido los esfuerzos de nuestro país, lo que nos posiciona como un ejemplo a seguir en la región. Esto demuestra que, cuando se trabaja con base en la evidencia científica y se prioriza la salud de la población, se pueden lograr grandes avances. Y esto es solo el comienzo.

Imaginen el impacto a largo plazo: una nueva generación de mexicanos más conscientes de su alimentación, más saludables, más felices. Una generación que crece con la información necesaria para tomar decisiones informadas, para construir un estilo de vida que promueva el bienestar. Una generación que, gracias al etiquetado frontal y a campañas como "Vive Saludable, Vive Feliz", tendrá la oportunidad de vivir una vida más larga, más plena y con mayor calidad.

No subestimemos el poder de un pequeño octágono negro. Es un símbolo de cambio, de un futuro más saludable para todos.

Fuente: El Heraldo de México