Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Salud

6 de julio de 2025 a las 06:25

¡Tragedia en la cancha!

La noche del jueves 3 de julio, la tranquila localidad de El Volado, en Gómez Palacio, Durango, se vio sacudida por un incidente que dejó a la comunidad en vilo. Eduardo, un niño de tan solo 9 años, sufrió una aparatosa caída mientras disfrutaba de un partido de fútbol con sus amigos. Alrededor de las 20:30 horas, la alegría infantil se transformó en angustia cuando el pequeño, en un impulso propio de su edad, decidió trepar a la parte superior de una de las porterías. La estructura, quizá no pensada para soportar ese tipo de peso, cedió ante el equilibrio precario del niño, quien resbaló y cayó de costado, impactando su cabeza violentamente contra el duro suelo.

La escena, presenciada por otros niños y vecinos, fue de inmediato motivo de alarma. El pequeño Eduardo perdió el conocimiento tras el golpe y comenzó a convulsionar, desatando el pánico entre los presentes. Rápidamente, se movilizaron para solicitar la presencia de los servicios de emergencia. La respuesta fue inmediata: paramédicos y ambulancias llegaron al lugar para brindar los primeros auxilios al niño, quien yacía inmóvil sobre el terreno de juego. Tras una primera valoración, se decidió trasladarlo con urgencia a un hospital cercano, donde pudiera recibir atención médica especializada.

El diagnóstico inicial, según la Fiscalía General del Estado de Durango, fue de policontusión. Si bien este término puede sonar menos alarmante que una fractura o una hemorragia interna, no debe tomarse a la ligera. Una policontusión, recordemos, implica múltiples golpes en diversas partes del cuerpo, afectando tejidos blandos como músculos, piel y vasos sanguíneos. Aunque no se presenten heridas abiertas o fracturas, el dolor, la hinchazón y los moretones son síntomas comunes, y su intensidad puede variar según la fuerza del impacto y las zonas del cuerpo afectadas.

En el caso de Eduardo, la preocupación radica en la caída desde una altura considerable y el impacto directo en la cabeza. Si bien las policontusiones, en muchos casos, no representan un riesgo vital inmediato, la posibilidad de daño neurológico en situaciones como esta es una realidad que no se puede ignorar. Por ello, el pequeño permanece bajo estricta observación médica, monitoreando constantemente su evolución para descartar cualquier complicación. Las autoridades, por su parte, continúan dando seguimiento al caso, manteniendo informada a la comunidad y a la familia sobre el estado de salud del menor.

Este incidente nos recuerda la importancia de la supervisión adulta en las áreas de juego infantiles y la necesidad de implementar medidas de seguridad que prevengan este tipo de accidentes. Las porterías de fútbol, estructuras aparentemente inofensivas, pueden convertirse en un peligro si no se utilizan adecuadamente. Asimismo, es fundamental educar a los niños sobre los riesgos de trepar a lugares altos y fomentar la precaución en sus actividades recreativas. La salud y la seguridad de nuestros niños deben ser siempre la prioridad. Esperemos la pronta recuperación de Eduardo y que este incidente sirva como una llamada de atención para reforzar la seguridad en nuestros espacios públicos y promover una cultura de prevención que proteja a los más pequeños.

Fuente: El Heraldo de México