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6 de julio de 2025 a las 03:55

Texas: Tragedia por lluvias, 15 niños entre las víctimas.

La tragedia golpea de nuevo al corazón de Texas. Las aguas embravecidas del río Guadalupe, transformadas en un torrente furioso por las lluvias torrenciales, han dejado a su paso un rastro de destrucción y desolación en la pintoresca región de Hill Country. La búsqueda contrarreloj continúa, mientras rescatistas incansables se abren paso entre los escombros, los árboles destrozados y las casas arrasadas, con la esperanza de encontrar con vida a las decenas de personas aún desaparecidas. La angustia se apodera de las familias que esperan noticias de sus seres queridos, especialmente de las 27 niñas que asistían al Campamento Mystic, un lugar que hasta hace poco era sinónimo de alegría y aventuras veraniegas, y ahora se ha convertido en el epicentro de una tragedia que ha conmocionado al país.

Las cifras, aún provisionales, pintan un panorama desolador: al menos 43 muertos en todo el estado, entre ellos 15 menores. La magnitud del desastre es tal que, 36 horas después de las inundaciones, las autoridades todavía no pueden precisar el número total de desaparecidos. La incertidumbre agrava el dolor y la ansiedad de quienes esperan con desesperación cualquier indicio que les permita aferrarse a la esperanza.

El impetuoso ascenso de las aguas, 8 metros en apenas 45 minutos, sorprendió a muchos. La fuerza de la corriente arrasó con todo a su paso, dejando a su paso un paisaje de devastación. Casas arrancadas de sus cimientos, vehículos volcados y un sinfín de escombros dan testimonio de la furia de la naturaleza. Las lluvias torrenciales que continúan azotando la zona, especialmente en las comunidades cercanas a San Antonio, dificultan las labores de rescate y mantienen la amenaza latente de nuevas inundaciones.

En medio del caos y la desesperación, los equipos de rescate trabajan sin descanso, utilizando helicópteros, botes y drones para acceder a las zonas más afectadas. Su misión es doble: rescatar a quienes aún se encuentran atrapados en árboles, techos o campamentos aislados, y recuperar los cuerpos de las víctimas. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha prometido una búsqueda implacable: "Los encontraremos a todos", ha asegurado, con la firmeza que exige la gravedad de la situación.

Mientras tanto, surgen las preguntas y la controversia. ¿Se advirtió adecuadamente a los campamentos y residentes de las zonas vulnerables sobre el riesgo de inundaciones? ¿Se tomaron las medidas de prevención necesarias? La investigación sobre las causas y las responsabilidades de esta tragedia apenas comienza, pero las respuestas son cruciales para evitar que una situación similar se repita en el futuro.

La tragedia de Hill Country pone de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades ante la fuerza de la naturaleza. La popularidad de la zona, especialmente en fechas cercanas al 4 de julio, dificulta la tarea de determinar el número exacto de desaparecidos. La incertidumbre se suma al dolor de las familias y a la angustia de una comunidad que intenta comprender cómo la belleza natural de un río puede transformarse en una fuerza destructora capaz de arrebatar vidas y dejar una huella imborrable de dolor.

Fuente: El Heraldo de México