La tragedia en Texas continúa. Las imágenes que llegan desde el centro del estado son desoladoras: casas sumergidas, ríos desbordados, un paisaje transformado en un mar de lodo y escombros. La furia de la naturaleza ha dejado una estela de destrucción y dolor, con un saldo provisional de 68 fallecidos, una cifra que, lamentablemente, se espera que aumente en las próximas horas. La angustia se multiplica ante la incertidumbre sobre el paradero de decenas de desaparecidos, entre ellos once niñas que acampaban a orillas del río Guadalupe, en el campamento Mystic. La fuerza del agua arrasó con todo a su paso, dejando las cabañas destrozadas y pertenencias de las niñas esparcidas entre el barro. El testimonio del gobernador Greg Abbott, quien describió el campamento como "devastado de una forma que no había visto en ningún desastre natural", refleja la magnitud de la catástrofe.

Las labores de búsqueda continúan contrarreloj, con ciudadanos uniéndose a las autoridades en un desesperado intento por encontrar a los desaparecidos. La solidaridad se palpa en el ambiente, mientras el país entero contiene la respiración ante la posibilidad de encontrar más víctimas. Las historias de supervivencia que emergen entre la tragedia, como la del trabajador del campamento Mystic que rompió la ventana de una cabaña para permitir que un grupo de niñas escapara de las aguas embravecidas, conmueven y dan un rayo de esperanza. Imaginen la escena: niñas nadando en la oscuridad, rodeadas de aguas turbulentas, árboles y rocas arrastrados por la corriente… una verdadera pesadilla.

La amenaza, sin embargo, no ha cesado. El Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre la posibilidad de nuevas lluvias torrenciales en zonas donde el suelo ya está saturado, lo que aumenta el riesgo de nuevas inundaciones. La incertidumbre se suma al dolor, mientras las autoridades se preparan para lo peor. El vicegobernador Dan Patrick, con la voz entrecortada por la emoción, alertó que las lluvias del domingo podrían causar aún más inundaciones. "Lamentablemente, esperamos que la cifra (de fallecidos) aumente", declaró a Fox News Sunday.

La tragedia ha trascendido fronteras, llegando hasta el Vaticano, donde el Papa Francisco envió sus condolencias a las familias de las víctimas. "Oramos por ellos", dijo el pontífice durante el rezo del ángelus, uniéndose al clamor mundial por el cese de la tragedia y la pronta recuperación de las zonas afectadas.

La situación en Texas sigue siendo crítica. La ayuda humanitaria comienza a llegar, pero las necesidades son inmensas. La reconstrucción será un proceso largo y arduo, pero la resiliencia del pueblo tejano, demostrada en otras ocasiones, sin duda será clave para superar esta difícil prueba. El país entero se solidariza con Texas en estos momentos de dolor y angustia, esperando que la lluvia cese y que pronto se pueda tener un panorama más claro de la magnitud de la tragedia y comenzar la ardua tarea de reconstrucción. Mientras tanto, la esperanza se aferra a la posibilidad de encontrar con vida a los desaparecidos y brindar consuelo a las familias que han perdido a sus seres queridos.