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7 de julio de 2025 a las 01:05

Sheinbaum reconoce a pueblos originarios

Un cambio de paradigma se está gestando en México. La Cuarta Transformación, liderada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, no solo reconoce la deuda histórica con los pueblos indígenas y afromexicanos, sino que la salda con acciones concretas. No se trata simplemente de un reconocimiento discursivo, sino de una reestructuración profunda en la forma en que se distribuyen los recursos y se ejerce el poder. La asignación de 13 mil millones de pesos al Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social para Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas es una muestra palpable de este compromiso. Imaginen: 20 mil asambleas comunitarias a lo largo y ancho del país, decidiendo el destino de los recursos que les pertenecen por derecho. Este ejercicio de autonomía, sin precedentes en la historia de México, empodera a las comunidades y les permite atender sus necesidades más apremiantes, desde la construcción de sistemas de agua potable y drenaje hasta la mejora de sus caminos y escuelas.

No se trata de una dádiva, sino de un acto de justicia. Por primera vez, se reconoce a los pueblos originarios como sujetos de derecho, con la capacidad de gestionar sus propios recursos y decidir su futuro. Este cambio de perspectiva es fundamental para la construcción de un México más justo e igualitario. La Cuarta Transformación entiende que la verdadera riqueza de México reside en su diversidad cultural, y que el desarrollo solo puede ser integral si incluye a todos los sectores de la población. El caso de Veracruz, con sus 13 pueblos originarios y su rica diversidad cultural, es un ejemplo emblemático de este nuevo enfoque. Desde la Huasteca hasta el Istmo, pasando por las Altas Montañas y la región del Papaloapan, las comunidades indígenas veracruzanas se verán beneficiadas por este fondo histórico. Más de 2,500 comunidades, cada una con sus propias necesidades y prioridades, podrán decidir cómo invertir los recursos para mejorar su calidad de vida.

La participación de las mujeres en la administración de estos recursos es otro elemento crucial de este proceso. La presidenta Sheinbaum, la primera mujer en ocupar la presidencia de México, ha impulsado la participación femenina en todos los ámbitos de la vida pública. En este caso, la decisión de que sean las mujeres quienes administren los recursos del fondo no es casual. Se reconoce la capacidad de gestión y la honestidad de las mujeres indígenas, quienes históricamente han sido las encargadas de cuidar el bienestar de sus familias y comunidades. Esta medida no solo empodera a las mujeres, sino que también fortalece el tejido social de las comunidades.

El FAISPIAM, este nuevo fondo de aportaciones, no es solo una fuente de financiamiento, sino un símbolo de la nueva relación entre el Estado y los pueblos originarios. Es una apuesta por el diálogo, la participación y la autodeterminación. Es un reconocimiento a la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, quienes durante siglos han preservado su cultura, sus lenguas y sus territorios. La Cuarta Transformación apuesta por un futuro en el que los pueblos indígenas no sean solo objeto de políticas asistencialistas, sino protagonistas de su propio desarrollo. Un futuro en el que la riqueza cultural de México sea un motor de crecimiento y bienestar para todos. Este es el camino hacia un México más justo, más inclusivo y más próspero.

Fuente: El Heraldo de México