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6 de julio de 2025 a las 09:15

¿Será bilingüe Norteamérica?

La fascinante trama histórica de Estados Unidos se teje con hilos de diversas culturas, un crisol donde convergen legados y tradiciones que han moldeado su identidad. Desde sus albores, las Trece Colonias fueron un mosaico de lenguas y costumbres. El inglés, si bien predominante, compartía espacio con el alemán en Pensilvania, el sueco y el holandés en otras regiones, creando una rica amalgama lingüística.

La posterior incorporación de Luisiana y los territorios mexicanos añadió nuevos matices a este panorama cultural. El francés y el español, lenguas portadoras de historias y cosmovisiones propias, se entrelazaron con las ya existentes, enriqueciendo el tapiz cultural de la joven nación.

En tiempos más recientes, la llegada de migrantes latinoamericanos, desde México, Cuba y Puerto Rico hasta Centro y Sudamérica, ha impulsado la construcción de una sociedad bilingüe y bicultural. Estados Unidos se ha convertido, después de México, en la nación con mayor número de hispanohablantes, dando vida a un español vibrante, moderno, nutrido con los vocablos y giros lingüísticos de Mesoamérica. Los mexicanos, en su travesía hacia el norte, han aportado no solo su fuerza laboral, sino también la riqueza de un patrimonio cultural ancestral, un legado invaluable que ha permeado la sociedad estadounidense.

Surge entonces la pregunta: ¿Es justo exigir a España el oro extraído y a Estados Unidos el reconocimiento de la cultura aportada por los hispanos? La respuesta, quizás, reside en la comprensión de que la fusión de culturas, la suma de saberes y tradiciones, enriquece a las naciones. Al igual que el Imperio Romano, que supo absorber el conocimiento y la cultura de los pueblos conquistados, Estados Unidos se ha nutrido de la diversidad que lo conforma.

Sin embargo, a pesar de esta riqueza cultural, la sombra del "English Only" se cierne sobre la nación. Treinta y dos estados han adoptado esta medida, limitando su propio horizonte cultural y desconociendo el valor de la diversidad lingüística. En contraste, la República Mexicana abraza con orgullo las lenguas de sus comunidades originarias, reconociéndolas como expresión de su riqueza multicultural.

Un ejemplo elocuente de esta apertura cultural se encuentra en el sistema educativo de Los Ángeles. Con más de cien lenguas representadas en sus aulas, el distrito escolar angelino se erige como un testimonio de la diversidad lingüística y cultural que caracteriza a la ciudad. La escuela, como institución fundamental, tiene el poder de trascender las barreras del mercado y el foro, convirtiéndose en un espacio de encuentro e intercambio cultural. Es en la escuela donde se siembra la semilla del respeto y la valoración de la diferencia, un valor esencial para la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Este mosaico de lenguas en las aulas angelinas refleja la realidad de una sociedad globalizada, donde la interculturalidad se convierte en un factor clave para el progreso y el entendimiento mutuo. Es un recordatorio de que la riqueza de una nación reside en la diversidad de sus voces y en la capacidad de integrarlas en un proyecto común.

Fuente: El Heraldo de México