La solidaridad se palpa en la Costa oaxaqueña. Tras la furia del huracán Erick, que dejó a su paso un sendero de destrucción y familias con viviendas dañadas, la esperanza renace con la llegada de la ayuda. El Gobierno de Oaxaca, a través de la Comisión Estatal del Agua para el Bienestar (Ceabien), ha desplegado una operación de apoyo sin precedentes, llevando 2 toneladas de láminas a las comunidades más afectadas. Imaginen la escena: camiones cargados con el material que se convertirá en un techo seguro, un refugio ante las inclemencias del tiempo, arriban a Loma Larga, en Villa de Tututepec de Melchor Ocampo; a Los Horcones y El Ciruelo, en Santiago Pinotepa Nacional; y a El Potrero, en Santa María Huazolotitlán. La esperanza se dibuja en los rostros de las familias que lo perdieron todo.

No se trata solo de láminas, se trata de reconstruir vidas, de ofrecer un respiro a quienes vieron sus hogares azotados por la fuerza de la naturaleza. Se trata de la mano amiga del gobierno, que, bajo el liderazgo del gobernador Salomón Jara Cruz, se extiende para brindar un apoyo tangible y necesario. Y es que la entrega de estos materiales no es un acto improvisado, sino el resultado de un minucioso censo realizado previamente en cada localidad. De esta manera, se garantiza que la ayuda llegue a quienes realmente la necesitan, priorizando a las familias con daños estructurales severos en sus techos. Familias que urgentemente requieren protegerse de las lluvias, que ahora ven en estas láminas la posibilidad de un nuevo comienzo.

La Ceabien no se detiene. Continúa movilizando recursos, brigadas y equipos en las zonas más afectadas, demostrando con hechos la voluntad del Gobierno del Estado de actuar con responsabilidad y cercanía ante las emergencias naturales. No solo se reparten láminas, se construye la confianza en las instituciones, se refuerza el tejido social y se demuestra que en momentos difíciles, la solidaridad y el trabajo conjunto son la clave para la recuperación. El rumor de los camiones cargados de ayuda se convierte en un símbolo de esperanza, en la promesa de un futuro mejor para las familias de la Costa oaxaqueña. La reconstrucción apenas comienza, pero con el apoyo del gobierno y la resiliencia de su gente, la Costa oaxaqueña se levantará más fuerte que nunca. El compromiso está presente, la ayuda continúa llegando y la esperanza se renueva día a día.