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6 de julio de 2025 a las 03:15

La verdad tras el último combate de Chávez

La detención de Julio César Chávez Jr. ha desatado una tormenta mediática y una profunda controversia que trasciende el ámbito deportivo. A solo unos días de su enfrentamiento contra Jake Paul en Anaheim, California, el excampeón mundial fue arrestado por autoridades migratorias, acusado de permanecer ilegalmente en el país y, aún más grave, de representar una amenaza para la seguridad pública por una presunta vinculación con el Cártel de Sinaloa. Esta acusación, que lo coloca en el ojo del huracán, contrasta drásticamente con la imagen pública que proyectó durante las semanas previas al combate.

La pregunta que resuena con fuerza, y que formula con vehemencia su padre, la leyenda del boxeo Julio César Chávez Sr., es ¿por qué se le permitió a Chávez Jr. no solo permanecer en el país, sino también participar en un evento de tal magnitud? Durante meses, el boxeador se preparó en California, asistió a conferencias de prensa, realizó entrenamientos abiertos al público, interactuó con aficionados y cumplió con todos los protocolos previos a la pelea, incluyendo el pesaje oficial. Su presencia era notoria, pública y constante. ¿Cómo es posible que, siendo considerado una "grave amenaza" desde diciembre de 2024 según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se le haya permitido circular con total libertad, generar expectativas y finalmente, subir al ring del Honda Center frente a miles de espectadores?

La paradoja se agudiza al conocerse que Chávez Jr. había reingresado al país en enero de 2025 a través de la garita de San Isidro, tras solicitar residencia por matrimonio. Si las autoridades ya lo tenían en la mira, ¿por qué se le permitió el acceso? ¿Qué cambió entre enero y junio para que pasara de ser un residente en trámite a un presunto criminal detenido? La indignación de la familia Chávez es comprensible. Se sienten utilizados, como si su hijo hubiera sido una pieza en un juego político o mediático. "Lo dejaron entrar, lo dejaron pelear, lo dejaron generar dinero. Y ahora dicen que es criminal", denuncia Chávez Sr., con la impotencia de quien ve a su hijo atrapado en una red de inconsistencias y contradicciones.

El hecho de que la detención se haya producido una semana después del combate, justo cuando el evento ya había generado millones de dólares en taquilla y PPV, alimenta la sospecha de una estrategia premeditada. ¿Se esperó a que el espectáculo generara los ingresos esperados para actuar? ¿Se utilizó la figura de Chávez Jr. para atraer la atención del público y luego presentarlo como un ejemplo de la lucha contra el crimen? Estas son preguntas que exigen respuestas claras y transparentes por parte de las autoridades.

La defensa de Chávez Jr. se aferra al principio de presunción de inocencia, y su padre confía en que las leyes se apliquen con justicia. Sin embargo, el caso deja un sabor amargo y un manto de dudas sobre el proceder de las autoridades migratorias. Más allá del resultado del proceso legal, la historia de Chávez Jr. se convierte en un reflejo de las complejidades del sistema migratorio estadounidense y de la delgada línea que separa la justicia de la manipulación mediática. El tiempo y las investigaciones determinarán la verdad detrás de este confuso episodio, pero la imagen de un boxeador convertido en peón de un juego político persistirá en el imaginario colectivo.

Fuente: El Heraldo de México