
6 de julio de 2025 a las 20:55
Influencer agrede a conserje y lo deja sin ojo
La detención de Martín de los Santos Lehmann en Brasil ha puesto fin a meses de incertidumbre y angustia para Guillermo Oyarzún y su familia. La brutal agresión sufrida por el conserje chileno a manos de este supuesto "influencer" conmocionó a la opinión pública, no solo por la violencia desmedida del acto, sino también por la posterior huida del agresor y su cínica autoproclamación como figura pública en redes sociales.
Recordemos los hechos: en mayo pasado, Oyarzún, mientras cumplía con su labor en el edificio Lo Castillo, fue atacado sin mediar palabra por De los Santos, quien venía de una noche de fiesta. El impacto del golpe le causó la pérdida del olfato y, lo más grave, la pérdida de la visión en uno de sus ojos, una secuela irreversible que ha marcado su vida para siempre. La justicia chilena, inicialmente, optó por el arresto domiciliario para De los Santos, una decisión que generó indignación y protestas. Ante el clamor popular, la medida fue revocada y se dictó prisión preventiva. Sin embargo, De los Santos, haciendo uso de su pasaporte español, se burló del sistema judicial y huyó a Brasil.
Lejos de mantener un perfil bajo, el agresor aprovechó la plataforma que le ofrecían las redes sociales para reinventarse como "influencer", ofreciendo sus servicios para promocionar negocios y causas sociales. En un intento de limpiar su imagen, publicó videos en los que pedía perdón a Oyarzún y argumentaba que su comportamiento violento era producto de una infancia marcada por el abuso. Un discurso que, para muchos, no era más que una estrategia para evadir la justicia y manipular a la opinión pública. ¿Acaso el haber sido víctima de violencia justifica infligirla a otros? ¿Es el arrepentimiento público una forma válida de eludir las consecuencias de un acto criminal?
La captura de De los Santos en Cuiabá, cerca de la frontera con Bolivia, representa una victoria para la justicia y un alivio para la familia Oyarzún. Ahora se inicia un nuevo capítulo en esta historia: el proceso de extradición. Héctor Oyarzún, hijo de la víctima, ha expresado su confianza en que el agresor será juzgado y castigado con el rigor que merece. Este caso pone de manifiesto la importancia de la cooperación internacional en la persecución de la justicia y la necesidad de que las plataformas digitales no se conviertan en un refugio para quienes intentan evadir sus responsabilidades. Además, plantea una reflexión sobre el papel de los "influencers" y la responsabilidad que tienen al utilizar su alcance para influir en la opinión pública. ¿Deberían existir mecanismos más estrictos para controlar el contenido que se difunde en redes sociales? ¿Cómo podemos evitar que personas con un historial de violencia utilicen estas plataformas para construir una imagen pública falsa y manipular a sus seguidores? El caso de Martín de los Santos Lehmann es un llamado de atención sobre estos temas cruciales.
Fuente: El Heraldo de México