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6 de julio de 2025 a las 09:15

Demuestra tu Inocencia

La sombra de la duda se cierne sobre la política mexicana. La frase, aparentemente simple, pronunciada por la Presidenta Sheinbaum, "tendrán que presentar pruebas", resuena con la fuerza de un trueno en el panorama nacional. Más allá de una simple solicitud de evidencia, se percibe el temblor de una estructura de poder que podría verse sacudida por revelaciones incómodas. Se respira un aire denso, cargado de la expectativa de lo que podría ser el desvelamiento de una trama compleja que entrelaza la política y el narcotráfico.

El caso de Ovidio Guzmán, y la posible implicación de figuras políticas mexicanas que él pudiera revelar, ha desatado una tormenta política. La postura de Sheinbaum, interpretada por algunos como una forma de "curarse en salud", alimenta la sospecha de que hay mucho más en juego de lo que se ve a simple vista. Es un secreto a voces que la relación entre el poder y el crimen organizado ha sido un fantasma que ha rondado a México por décadas, y ahora, parece que estamos a punto de presenciar una confrontación directa con esa realidad.

La historia nos ofrece ejemplos inquietantes. El caso del General Cienfuegos, la posible colaboración del Mayo Zambada con las autoridades estadounidenses, e incluso la extradición y condena del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, pintan un panorama sombrío. Estos casos, como espectros del pasado, nos recuerdan la fragilidad de las instituciones y la facilidad con la corrupción puede permear las esferas más altas del poder. La sombra de Manuel Antonio Noriega y la invasión a Panamá en 1989 se alarga sobre el presente, recordándonos las consecuencias de la complicidad con el narcotráfico.

La ironía se hace palpable al recordar el entusiasmo con el que López Obrador seguía el juicio de García Luna, deleitándose con cada detalle, con cada acusación. El circo mediático que se montó alrededor del caso, con sus dosis diarias de chismes y especulaciones, contrasta con la reticencia que ahora muestra el gobierno ante las posibles revelaciones de Ovidio Guzmán. La doble moral se exhibe en todo su esplendor: aplaudir la exposición de la corrupción en otros, mientras se intenta silenciar cualquier indicio que pueda salpicar al propio gobierno.

La exigencia de "pruebas" se convierte en un escudo, en una forma de evadir la responsabilidad, de ganar tiempo. Es una táctica que ya hemos visto antes, utilizada para desviar la atención de las propias contradicciones. Se exige una rigurosidad probatoria que no se aplicó en casos anteriores, dejando al descubierto la selectividad de la justicia y la instrumentalización de la lucha contra la corrupción para fines políticos.

La pregunta que queda en el aire es si la presidenta Sheinbaum podrá escapar de la encrucijada en la que se encuentra. La presión de Estados Unidos, la expectativa de la sociedad y las posibles revelaciones de Ovidio Guzmán crean un escenario complejo y volátil. El futuro político de México pende de un hilo, y la forma en que se maneje esta crisis definirá el rumbo del país en los próximos años. La exigencia de "pruebas" puede ser una estrategia a corto plazo, pero a la larga, la verdad siempre encuentra la forma de salir a la luz.

Fuente: El Heraldo de México