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5 de julio de 2025 a las 17:45
Starbucks en la Roma: ¿Refugio o blanco?
La creciente tensión en el corazón de la Ciudad de México ha alcanzado un punto álgido. El pasado viernes, la indignación contenida por el imparable avance de la gentrificación y el auge de plataformas como Airbnb, detonó en una jornada de protestas que rápidamente escaló a la violencia. El grito desesperado de "¡Fuera gringos!" resonó en las calles de colonias emblemáticas como la Roma, Condesa e Hipódromo, mientras manifestantes, en su mayoría provenientes de la periferia, según las primeras versiones, expresaban su frustración por el desplazamiento y la pérdida de identidad que experimentan estos barrios.
La escena en un Starbucks de la Roma se convirtió en un microcosmos del caos. Comensales aterrorizados se refugiaron al interior del establecimiento mientras piedras y presuntos explosivos impactaban contra la fachada. Las imágenes, capturadas por testigos y difundidas rápidamente en redes sociales, muestran el pánico y la incertidumbre que se vivieron en esos momentos. La indignación, palpable en el ambiente, se tradujo en actos vandálicos que dejaron a su paso un reguero de daños materiales. Pérgolas destruidas, fachadas vandalizadas y el temor latente en los ojos de quienes presenciaron los disturbios, pintan un cuadro desolador de la situación.
La marcha, que inició como una manifestación pacífica, se transformó en un río embravecido que recorrió avenidas principales como Michoacán, Insurgentes y Álvaro Obregón, dejando a su paso una estela de destrucción. El clamor de los manifestantes, dirigido principalmente contra la influencia extranjera y el aumento desproporcionado de las rentas, encontró su punto culminante frente a la Embajada de Estados Unidos en Paseo de la Reforma. Allí, el enfrentamiento con las autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) fue inevitable. El lanzamiento de piedras, palos y petardos desató una batalla campal que puso en evidencia la profunda fractura social que subyace a esta problemática.
Ahora, la pregunta que resuena en las calles afectadas es: ¿quién se hará responsable de los daños? Locatarios y vecinos, muchos de ellos familias mexicanas que luchan por mantener a flote sus pequeños negocios, exigen a la alcaldía Cuauhtémoc una respuesta inmediata. Solicitan apoyo para la reparación de los daños materiales y garantías de seguridad para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La tensión persiste, y la incertidumbre se cierne sobre el futuro de estas colonias, atrapadas en la espiral de la gentrificación.
Mientras tanto, la discrepancia entre los manifestantes y los residentes de las colonias afectadas añade otra capa de complejidad al conflicto. Según testimonios recogidos por Excelsior, la participación de vecinos de la Roma, Condesa, Hipódromo y Juárez fue mínima, argumentando su rechazo a la violencia como método de protesta. Esta división interna plantea un nuevo desafío: la necesidad de encontrar un canal de diálogo efectivo que permita abordar las preocupaciones de todos los actores involucrados y buscar soluciones conjuntas a un problema que amenaza con desgarrar el tejido social de la ciudad. La gentrificación, lejos de ser un fenómeno aislado, se presenta como un síntoma de una desigualdad creciente que requiere atención urgente y soluciones a largo plazo. El futuro de estas colonias, y de la ciudad en su conjunto, depende de la capacidad de las autoridades y la sociedad civil para encontrar un punto de encuentro y construir un futuro más justo y equitativo para todos.
Fuente: El Heraldo de México