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5 de julio de 2025 a las 22:25
Niñas mexicanas atrapadas en inundación Texas
La angustia se respira en el aire, pesada y densa como la humedad que aún persiste tras la tormenta. El desbordamiento del río en el corazón de Texas ha dejado una estela de destrucción y desesperanza, y en medio de este caos, Ed Lavandera, como tantos otros padres, se aferra a la frágil esperanza de encontrar a su hija. Veintiún años, una vida llena de promesa, ahora eclipsada por la incertidumbre. El Campo Mystic, un refugio de paz y enseñanzas cristianas a orillas del lago Cypress, se ha convertido en el epicentro de una tragedia que ha conmocionado a la nación. Lo que debía ser un verano de crecimiento personal y camaradería scout, se transformó en una pesadilla con la llegada de la tormenta.
Imaginen la escena: más de 750 niñas, llenas de energía y sueños, reunidas en este idílico campamento. Risas, cantos, el compartir de experiencias bajo el amparo de la naturaleza. De pronto, el cielo se oscurece, el viento arrecia y un diluvio sin precedentes se desata sobre ellas. Doce pulgadas de lluvia en apenas una hora, una fuerza imparable que arrasa con todo a su paso. Las tiendas de campaña, convertidas en frágiles barcas a la deriva, las pertenencias dispersas, el pánico apoderándose de las jóvenes.
La magnitud de la catástrofe es abrumadora. Veinticuatro muertes confirmadas hasta el momento, una cifra que hiela la sangre y que, lamentablemente, podría aumentar en las próximas horas. La incertidumbre se cierne sobre las familias de las niñas desaparecidas, un tormento que se agudiza con cada minuto que pasa sin noticias. Ed Lavandera, con el corazón en un puño, revive una y otra vez la última conversación con su hija, buscando alguna pista, algún detalle que le devuelva la esperanza.
Las autoridades trabajan contrarreloj, la División de Manejo de Emergencias de Texas (TDEM) despliega todos sus recursos en una carrera contra el tiempo. El teniente gobernador Dan Patrick, visiblemente afectado, ha expresado su solidaridad con las familias y ha urgido a la colaboración de todos para agilizar las labores de rescate. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran la devastación: el campamento inundado, los equipos de rescate abriéndose paso entre los escombros, la angustia reflejada en los rostros de los voluntarios.
El Campo Mystic, con más de un siglo de historia, un lugar emblemático para generaciones de jóvenes, ha sido testigo de innumerables veranos de alegría y aprendizaje. Hace apenas una semana, sus canales oficiales mostraban la vitalidad de las niñas, sus risas contagiosas, sus bailes y cantos en el escenario durante el primer Termo de Danza y Coro de 2025. Hoy, ese mismo escenario está sumergido bajo las aguas, silencioso, como un triste recordatorio de la fuerza implacable de la naturaleza.
La comunidad se une en oración, esperando un milagro. Cada noticia, cada actualización, se sigue con atención y la esperanza, aunque tenue, se mantiene viva. La solidaridad se manifiesta en donaciones, en voluntarios que se suman a las labores de búsqueda, en mensajes de apoyo para las familias que atraviesan este doloroso momento. Mientras tanto, la lluvia sigue amenazando, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y de la importancia de la unidad en tiempos de adversidad.
Fuente: El Heraldo de México