
5 de julio de 2025 a las 09:15
Domina la Política de Estado
La creciente tensión en el escenario internacional, marcada por la disruptiva presencia del ex presidente Trump, ha puesto a prueba la solidez de las relaciones diplomáticas globales. México, como vecino inmediato, se ha visto particularmente afectado por las embestidas verbales y las políticas proteccionistas. Ante este complejo panorama, la estrategia de la presidenta Sheinbaum se erige como un bastión de contención, buscando equilibrios en un tablero geopolítico cada vez más volátil.
El éxito de esta estrategia reside, en gran medida, en la coordinación y la pericia del equipo gubernamental. Figuras clave como el canciller Juan Ramón de la Fuente, el secretario de Economía Marcelo Ebrard, el secretario de Seguridad Pública Omar García Harfuch y el secretario de Hacienda Édgar Amador Zamora, conforman un frente unido para afrontar los desafíos. Sin embargo, la complejidad de la coyuntura actual exige una revisión minuciosa de las estrategias y, sobre todo, un liderazgo claro e inquebrantable desde la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En este sentido, la figura del embajador en Estados Unidos adquiere una relevancia crucial. El embajador Moctezuma, a pesar de sus esfuerzos, se encuentra en una posición delicada, con las líneas de comunicación desgastadas y un panorama político radicalmente distinto al que lo recibió. Se hace imperativo un cambio, una figura renovada con la capacidad política y diplomática necesaria para tender puentes y restablecer un diálogo constructivo. Este nuevo embajador debe gozar no solo de la plena confianza de la Presidenta, sino también del Secretario de Relaciones Exteriores, evitando así las fricciones y desencuentros que lastran la eficacia de la representación diplomática.
La seguridad, sin duda, se alza como el tema más apremiante. El cambio de rumbo respecto a la política del gobierno anterior es palpable, con acciones contundentes contra el crimen organizado. La apuesta por la inteligencia, en estrecha colaboración con las agencias norteamericanas, se perfila como un acierto estratégico. No obstante, la violencia persiste, un recordatorio constante de la larga y compleja batalla que aún queda por librar. La coordinación interinstitucional, entre la Secretaría de la Defensa, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República y las fiscalías estatales, es fundamental para consolidar los avances y construir un México más seguro.
En el ámbito económico, la labor de Marcelo Ebrard se enfrenta a la férrea resistencia de las políticas proteccionistas. Los aranceles impuestos por la administración Trump representan un muro casi insalvable, exigiendo creatividad y negociación para minimizar el impacto en la economía mexicana. La participación de la iniciativa privada se vuelve esencial, requiriendo una convocatoria amplia y una visión de Estado que trascienda los intereses particulares.
Finalmente, la sombra de las acusaciones de lavado de dinero contra instituciones financieras mexicanas plantea un desafío adicional para la Secretaría de Hacienda. La transparencia y la cooperación internacional son imprescindibles para restablecer la confianza y garantizar la estabilidad del sistema financiero.
Ante la magnitud de estos desafíos, las ambiciones presidenciales deben ceder paso a un esfuerzo conjunto, un verdadero acto de patriotismo y unidad nacional. La política de Estado exige la convergencia de todas las fuerzas políticas y sociales, trabajando en sintonía para salvaguardar los intereses de México en un mundo cada vez más complejo e incierto.
Fuente: El Heraldo de México