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5 de julio de 2025 a las 09:15
Descubre la historia oculta tras las estatuas de Reforma
Adentrémonos en el fascinante universo de Don Francisco Sosa Escalante, un hombre cuya pluma incansable inmortalizó a cientos de mexicanos ilustres. Su obra, un verdadero tesoro biográfico, nos permite hoy en día asomarnos a las vidas y legados de figuras clave en la construcción de nuestra nación. Imaginen la Ciudad de México a finales del siglo XIX: el imponente Paseo de la Reforma, recién embellecido con las estatuas de 34 próceres nacionales. Cada una de estas esculturas, enviadas desde cada estado de la federación, representaba un homenaje a la grandeza de México. Y fue Sosa, con su meticulosa investigación y elegante prosa, quien se encargó de darles voz, de rescatar del olvido sus historias.
Su labor, iniciada con las biografías de Ignacio Ramírez y Leandro Valle, publicadas en el periódico El Partido Liberal, se convirtió en una verdadera cruzada. Semana tras semana, los lectores esperaban con ansias la siguiente entrega, deseosos de conocer la vida de personajes como Rafael Lucio, Miguel Lerdo de Tejada, Manuel Cepeda Peraza, Andrés Quintana Roo, Nicolás García de San Vicente y Julián Villagrán, entre muchos otros. Imaginen la expectación, las tertulias generadas en torno a cada nueva historia. Sosa no solo describía sus hazañas, sino que nos acercaba a sus motivaciones, sus miedos, sus triunfos y fracasos. Nos permitía verlos, no como figuras de bronce inamovibles, sino como seres humanos de carne y hueso.
Culminada en 1900, esta monumental tarea dio origen al libro Las Estatuas de la Reforma. Noticias Biográficas de los personajes en ellas representados. En sus propias palabras, Sosa reconocía la posible imperfección de su obra, pero afirmaba con convicción su utilidad para acercar a mexicanos y extranjeros al conocimiento de estos hombres y mujeres excepcionales. Y qué razón tenía. Su libro trascendió el tiempo, convirtiéndose en una referencia obligada para comprender la historia de México.
Grandes figuras de la intelectualidad mexicana han reconocido el valor incalculable del trabajo de Sosa. Ernesto de la Torre Villar, en su obra Las Estatuas de Reforma, lo describe como un "trabajador incansable y hombre de ideas limpias en beneficio de su país y de la cultura mexicana". Salvador Novo, con su característico estilo, lo llama "biógrafo furibundo", destacando la extensión y riqueza de su obra.
Pero la labor de Sosa no se limitó a Las Estatuas de la Reforma. Su prolífica pluma nos legó también Mexicanos distinguidos y El episcopado mexicano, entre otras publicaciones. Más de cuatrocientas treinta y seis biografías, un testimonio de su dedicación y pasión por rescatar del olvido a las figuras que forjaron nuestra identidad. Su trabajo en periódicos como El Federalista, El Siglo XIX, El Imparcial y El Monitor Republicano amplió aún más su alcance, llevando sus historias a un público más amplio.
A pesar de su invaluable contribución a la cultura mexicana, Sosa vivió sus últimos años en la pobreza y la enfermedad, con una menguada pensión otorgada por el gobierno. Falleció el 9 de febrero de 1925, dejando tras de sí un legado que merece ser recordado y honrado. Su obra, un tesoro biográfico, nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar la memoria histórica y a reconocer el valor de aquellos que, como Don Francisco Sosa Escalante, dedicaron su vida a inmortalizar a los grandes hombres y mujeres de México.
Fuente: El Heraldo de México