El calor aprieta en la Sultana del Norte. Este sábado, Monterrey se despierta bajo un manto de humedad que abraza la ciudad, preludio de una jornada donde el sol y la lluvia jugarán al escondite. La canícula y la temporada de lluvias han unido fuerzas, creando una atmósfera densa y pegajosa. Imaginen despertar con una suave neblina acariciando las calles, un velo misterioso que poco a poco se disipa para dar paso a un sol radiante, pero traicionero. Esa humedad, que ronda el 70% y 80% en la mañana, se convierte en una compañera inseparable, aumentando la sensación térmica y haciendo que los 23°C iniciales se sientan como un abrazo cálido y sofocante.

A medida que avanza el día, el termómetro escala sin piedad, llegando a los 32°C. Si bien el cielo permanece parcialmente nublado, ofreciendo un respiro visual, la radiación solar es intensa. No se dejen engañar por la brisa ocasional, el calor es real y exige respeto. Hidratarse constantemente es crucial, llevar una botella de agua a la mano se convierte en una necesidad, no en un accesorio. Busquen la sombra de los árboles, refúgiense en espacios con aire acondicionado y, sobre todo, escuchen a su cuerpo. Un dolor de cabeza, mareos o náuseas pueden ser señales de alerta, no las ignoren.

La tarde trae consigo la promesa de lluvia, una danza entre el calor y la frescura. Las montañas que rodean la ciudad, guardianes silenciosos, se convierten en el escenario perfecto para la formación de chubascos y tormentas eléctricas. Santiago, García, El Cercado… pueblos mágicos que este sábado podrían recibir el regalo de la lluvia, un alivio momentáneo a la intensidad del calor. Si planean visitar estas zonas, extremen precauciones al volante. La lluvia puede convertir las carreteras en superficies traicioneras, reduciendo la visibilidad y aumentando el riesgo de accidentes.

Al caer la noche, el calor no da tregua. Los 28°C se mantienen, acompañados por la persistente humedad y la posibilidad de lluvias ligeras, especialmente en las zonas suburbanas. La ciudad se transforma, las luces se encienden, pero el ambiente bochornoso persiste. Es el momento perfecto para disfrutar de una cena al fresco, pero sin olvidar las precauciones. Un repelente de mosquitos es un aliado indispensable para combatir a estos pequeños invasores que aprovechan la humedad para hacer de las suyas.

Este sábado, Monterrey vive una jornada de contrastes. El sol y la lluvia, el calor y la humedad, se entrelazan en una danza que nos recuerda la fuerza de la naturaleza. Disfrutemos de la belleza de nuestra ciudad, pero con responsabilidad y precaución. Mantengámonos hidratados, busquemos la sombra y estemos atentos a las señales de nuestro cuerpo. La Sultana del Norte nos invita a vivirla con intensidad, pero también con sabiduría.