El eco de la música nayarita se ha silenciado. Una sombra de tristeza cubre Compostela y a toda la escena regional mexicana. Juan Manuel Benítez, “Chipi” para los amigos, la familia y los miles de seguidores que coreaban su nombre en cada presentación, nos ha dejado de manera repentina y trágica. Su partida deja un vacío imposible de llenar, un hueco en el corazón de la música y en el alma de quienes lo conocían.

La noticia, como un rumor doloroso, corrió a través de las redes sociales. Inicialmente, la imagen de una camioneta volcada en la carretera Tepic-Vallarta, bajo la inclemencia de la lluvia, fue el primer indicio de la tragedia. La incertidumbre se apoderó de todos, hasta que la confirmación, devastadora e irremediable, llegó: “Chipi”, el trompetista que irradiaba alegría en cada nota, ya no estaba con nosotros.

El pasado 3 de julio, la carretera se convirtió en escenario de un destino cruel. Las intensas lluvias, propias de la temporada, transformaron el asfalto en una trampa mortal. La camioneta Ford Explorer en la que viajaba “Chipi” perdió el control, culminando en una volcadura que truncó los sueños y la música del joven artista. Mientras dos de sus acompañantes lograron sobrevivir, aunque con lesiones, “Chipi” no corrió con la misma suerte. Los paramédicos, al llegar al kilómetro 86, cerca del crucero de Lima de Abajo, solo pudieron confirmar su fallecimiento.

Más allá de la fría estadística de un accidente, la partida de “Chipi” representa una pérdida irreparable para la música regional mexicana. Su trompeta, ahora silenciada, contaba historias de fiesta, de tradición y de la tierra que lo vio nacer. Su energía en el escenario, su sonrisa contagiosa y su pasión por la música eran el sello distintivo de “La Matona de Compostela”, la banda que lo acogió y que hoy llora su ausencia.

Las redes sociales de la agrupación se han convertido en un altar virtual, un espacio donde sus compañeros, amigos y seguidores comparten anécdotas, fotografías y videos que inmortalizan la memoria de “Chipi”. "El alma de la fiesta", como lo describieron en un emotivo mensaje de despedida, deja un legado de alegría y música que resonará por siempre en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y disfrutar de su talento.

La Matona de Compostela, sin duda, no volverá a ser la misma. La ausencia de “Chipi” se sentirá en cada nota, en cada presentación. Pero su música, su espíritu y su recuerdo permanecerán vivos, como un testimonio de la pasión y el talento que lo caracterizaron. Su partida nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento, cada melodía, cada sonrisa. Descanse en paz, Juan Manuel "Chipi" Benítez. Tu música vivirá por siempre.