
4 de julio de 2025 a las 09:30
¡Protege tu privacidad!
La sombra del control gubernamental se cierne sobre México. No son especulaciones, son hechos concretos, plasmados en leyes aprobadas con una celeridad que despierta sospechas. El reciente periodo extraordinario en el Congreso ha dejado una estela de normas que, bajo la justificación de la seguridad, erosionan los cimientos mismos de nuestras libertades. La privacidad, ese derecho fundamental que nos protege de la intromisión arbitraria del Estado, se ha convertido en una víctima más de esta embestida legislativa.
Se nos dice que estas medidas son necesarias para combatir la delincuencia, que el sacrificio de algunas libertades individuales es un precio justo a pagar por la seguridad colectiva. Pero, ¿a qué costo? ¿Estamos dispuestos a entregar las llaves de nuestras vidas al Estado, a permitir que vigile cada uno de nuestros movimientos, que escuche nuestras conversaciones, que acceda a nuestros datos más íntimos?
La geolocalización sin orden judicial, la suspensión de transmisiones en medios electrónicos a criterio de la autoridad, la obligatoriedad de la CURP biométrica para acceder a servicios básicos, la entrega de datos biométricos a empresas privadas, el acceso gubernamental a registros médicos, financieros y fiscales… Cada una de estas medidas, por separado, representa una grave vulneración de nuestros derechos. En conjunto, configuran un escenario distópico en el que el Estado omnipresente lo sabe todo, lo ve todo, lo controla todo.
No se trata de una simple recopilación de datos. Se trata del poder que esa información otorga. Un poder que puede ser utilizado para silenciar a la disidencia, para perseguir a los críticos, para manipular la opinión pública. Un poder que, en manos equivocadas, puede convertirse en un instrumento de opresión.
Las alarmas deben sonar. No podemos permanecer impasibles ante este avance sistemático contra nuestras libertades. Debemos alzar la voz, exigir transparencia, demandar rendición de cuentas. No se trata de una lucha ideológica, sino de la defensa de los principios democráticos que sustentan nuestra sociedad. El futuro de México está en juego. No permitamos que la sombra del autoritarismo se extienda sobre nuestra nación.
Es crucial comprender la magnitud del peligro. No se trata de exageraciones o invenciones de la oposición. Las leyes están ahí, escritas en blanco y negro. Analicemos con detenimiento sus implicaciones, reflexionemos sobre el futuro que nos espera si no actuamos. Informémonos, debatamos, organicémonos. La defensa de nuestras libertades es una responsabilidad compartida. No podemos delegarla en otros. Es hora de despertar, de tomar conciencia, de actuar.
El silencio nos hace cómplices. La indiferencia nos convierte en víctimas. No permitamos que el miedo nos paralice. Levantemos la voz, defendamos nuestros derechos, preservemos nuestra libertad. El futuro de México depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México