Unas vacaciones soñadas en las Islas Canarias se transformaron en una pesadilla para la familia Hickey-Brougham. Lo que prometía ser un idílico descanso en las soleadas playas de Tenerife, se convirtió en una angustiosa lucha por la vida de Emma Hickey, de 42 años, tras sufrir un brutal ataque de mosquitos. Imaginen la escena: una madre disfrutando del sol junto a su esposo, Stephen Brougham, y sus dos pequeños, Sophie y Bobby. De repente, un enjambre de mosquitos irrumpe en la tranquilidad familiar, dejando a Emma cubierta de picaduras que, con el pasar de las horas, evolucionaron a moretones alarmantes.

La preocupación se apoderó de la familia. "Estaban drenando su vida, docenas y docenas por todo su cuerpo", relató Stephen con voz entrecortada a la prensa, "Se podía ver su incomodidad, el dolor en su rostro". La irritación era tan intensa que obligó a la familia a buscar atención médica de emergencia. Lo que nadie podía prever es que la pesadilla apenas comenzaba.

El dolor provocado por las picaduras, sumado a los medicamentos administrados para aliviar la inflamación, desencadenaron una serie de eventos desafortunados. Emma perdió el equilibrio en las escaleras, sufriendo una caída que, según las palabras de su esposo, fue “espantosa”. El golpe en la cabeza le provocó una pérdida de conocimiento y convulsiones, momentos de terror para la familia que presenció impotente la escena.

Rápidamente, Emma fue trasladada a un hospital local donde los médicos detectaron coágulos de sangre en su cerebro, requiriendo una cirugía de emergencia. Desde entonces, la madre de familia permanece en coma inducido, luchando por su vida. Han pasado ya once días, once días de incertidumbre y angustia para Stephen, Sophie y Bobby, quienes se aferran a la esperanza de volver a tener a Emma a su lado.

La situación ha generado una ola de solidaridad. Ante la creciente deuda médica, la familia creó una campaña de recaudación de fondos en Go Fund Me. La respuesta ha sido conmovedora. Hasta el momento, han logrado reunir más de 60.000 euros, una cifra que se acerca a la meta de 70.000 euros necesaria para cubrir los costosos tratamientos. Cada donación, cada gesto de apoyo, representa un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

Los médicos mantienen un cauto optimismo sobre la recuperación de Emma. Aseguran que existen posibilidades de que despierte del coma y pueda retomar su vida junto a su familia. Sin embargo, la batalla aún no está ganada. La familia Hickey-Brougham se enfrenta a un futuro incierto, con la esperanza puesta en la recuperación de Emma y la solidaridad de quienes se han unido a su causa. Esta historia nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de la unión familiar en los momentos más difíciles. Una historia que nos conmueve y nos invita a reflexionar sobre el valor de la salud y la solidaridad humana. ¿Podrá Emma vencer este terrible revés del destino? El tiempo y la fuerza de su espíritu lo dirán.