
4 de julio de 2025 a las 09:30
México: ¿Transformación real o solo promesas?
La voluntad general, ese concepto tan esquivo y a la vez tan fundamental para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa, se erige como el pilar central en la construcción de un México más próspero. Como bien lo enunció Rousseau, y con acierto lo recuerda la profesora Testoni Binetti, se distingue de la mera suma de voluntades particulares, trascendiendo el interés individual para abrazar el bien común. En este contexto, el legado de la 4T, "por el bien de todos, primero los pobres", se presenta no como un simple eslogan, sino como una brújula moral que guía las acciones y decisiones del gobierno.
El ejemplo de las remesas ilustra a la perfección cómo la voluntad política, orientada hacia el interés general, puede lograr resultados tangibles. La movilización pacífica, la unión de connacionales dentro y fuera del país, la diplomacia parlamentaria, todos estos elementos convergieron para mitigar el impacto de una medida que hubiera perjudicado a millones de familias mexicanas. La reducción del impuesto a las remesas, del 5% propuesto inicialmente al 1% finalmente aprobado, no es una victoria menor. Representa el triunfo de la voluntad colectiva sobre los intereses particulares, una muestra palpable de que la unión hace la fuerza.
Es importante destacar la complejidad del proceso, como bien apunta Gabriela Natarely Guzmán Arias, donde la cooperación, el conflicto, la negociación y el consenso se entrelazan en la construcción de políticas públicas. La 4T ha demostrado que el ejercicio del poder no debe ser un instrumento de opresión o beneficio propio, sino una herramienta para la transformación social.
Sin embargo, la construcción de una voluntad política genuina requiere la participación de todos los actores. La oposición, en lugar de enfrascarse en críticas estériles, debería sumar esfuerzos y contribuir al diálogo constructivo. La madurez política implica reconocer los avances y progresos, y trabajar conjuntamente en la búsqueda de soluciones a los desafíos que aún enfrentamos como nación.
La transformación de México no es un proyecto individual, es una tarea colectiva que exige la convergencia de voluntades. Superar la visión fragmentada de los intereses particulares y abrazar el bien común es el camino hacia un futuro más justo y equitativo para todos. El legado de la 4T, en este sentido, es una invitación a la reflexión y a la acción. Un llamado a construir, entre todos, el México que soñamos. Como decía Kant, la verdadera plenitud no se encuentra en la satisfacción individual, sino en la construcción de un todo armónico y solidario.
Fuente: El Heraldo de México