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4 de julio de 2025 a las 18:50

Frida Muñoz confirma: el hijo del Chapo es el fallecido

La historia de Frida Muñoz se teje entre las sombras del poder y la tragedia. Una mujer que ha transitado por los laberintos del narcotráfico mexicano, primero como esposa de Edgar Guzmán López, hijo del infame Joaquín "El Chapo" Guzmán, y ahora como pareja de Julio César Chávez Jr., quien enfrenta sus propios demonios legales. Su vida, marcada por la opulencia silenciosa y el dolor repentino, se convierte en un reflejo de la realidad que viven muchas mujeres en el entorno del crimen organizado.

El romance entre Frida y Edgar se mantuvo en la discreción, un secreto a voces en los círculos del poder sinaloense. Una boda silenciosa, lejos de los flashes y la prensa, selló su unión. De ese amor nació una niña, también llamada Frida, en 2006. Se rumorea que Edgar no quería tener relación con su hija, una sombra de duda que se cierne sobre la figura del joven Guzmán. Sin embargo, la verdad permanece oculta, sepultada bajo el peso de la especulación.

Dos años después, la tragedia golpeó con la fuerza de un huracán. Edgar Guzmán López fue asesinado en un estacionamiento de Culiacán, Sinaloa, junto a dos acompañantes. Un acto violento que resonó en todo el país y que dejó a Frida Muñoz viuda y con una hija pequeña. La versión oficial apunta a una confusión por parte del Cártel de Sinaloa, pero otras voces susurran sobre la venganza de los Beltrán Leyva, rivales en la sangrienta guerra por el control del narcotráfico.

Fue Frida Muñoz, según relatan algunos medios, quien tuvo la desgarradora tarea de reconocer el cuerpo de su esposo. Una imagen que nos permite vislumbrar el profundo dolor que debió experimentar, la crudeza de una realidad que pocas veces se muestra.

La muerte de Edgar Guzmán López no fue un evento más en la crónica roja mexicana. "El Chapo" Guzmán, desconsolado por la pérdida de su hijo predilecto, orquestó una despedida fastuosa y dolorosa. Compró todas las rosas rojas de Culiacán, se dice que cerca de 50 mil, para adornar el funeral de Edgar. Un gesto grandilocuente que dejó a la ciudad sin rosas en el Día de las Madres y que grabó en la memoria colectiva "el día que El Chapo dejó a Culiacán sin rosas". Una anécdota que, a pesar del tiempo transcurrido, aún se susurra en las calles de la ciudad, un recordatorio del poder y la influencia del cartel, pero también del dolor de un padre que perdió a su hijo.

Ahora, años después, Frida Muñoz vuelve a estar en el ojo del huracán, ligada a otro hombre envuelto en la controversia. La detención de Julio César Chávez Jr., acusado de pertenecer al Cártel de Sinaloa y de tráfico de armas, la coloca nuevamente bajo el escrutinio público. ¿Será una simple coincidencia o una muestra de que el pasado siempre regresa? El futuro de Frida Muñoz es incierto, un camino que se dibuja entre las sombras de un pasado turbulento y la incertidumbre de un presente complejo. Su historia, un reflejo de la vida en el narcotráfico, donde el amor y la tragedia se entrelazan en una danza macabra.

Fuente: El Heraldo de México