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4 de julio de 2025 a las 09:35

El Show de Gatell: ¿Infinito?

La indignación que ha generado el nombramiento de López-Gatell como representante ante la OMS, un cargo inexistente en la estructura diplomática mexicana, es un síntoma más de la profunda crisis que atraviesa nuestro país. No se trata de una simple designación política, sino de una bofetada a las miles de familias que perdieron a sus seres queridos durante la pandemia. La gestión de López-Gatell al frente de la estrategia contra la COVID-19 estuvo marcada por la negligencia, la desinformación y un desprecio absoluto por la ciencia. Recordemos las declaraciones trivializando el uso del cubrebocas, las resistencias a la realización de pruebas masivas y, sobre todo, la falta de empatía ante el dolor de las víctimas. El excesivo número de muertes, el colapso del sistema hospitalario y la orfandad de miles de niños son la trágica herencia de su incompetencia.

Es imperdonable que ahora se pretenda premiar esa incompetencia con un cargo internacional, fabricado a la medida para blindarlo de cualquier investigación. Este nombramiento no es un distractor, como algunos sugieren. Es una pieza más del engranaje autoritario que se está construyendo desde el poder. El desmantelamiento del sistema de salud, el ataque a las instituciones autónomas, la militarización del país y la creciente restricción de las libertades son evidencias de un proyecto que busca concentrar el poder a cualquier costo.

La comparación con otros casos de impunidad dentro del gobierno actual es inevitable. Pensemos en la crisis del sector energético, en el desfalco a las finanzas públicas o en la violencia desatada contra periodistas y defensores de derechos humanos. Todos estos casos comparten un denominador común: la falta de rendición de cuentas y la protección que el poder otorga a sus allegados. ¿Cuántos "López-Gatell" más tendremos que soportar antes de que la indignación se transforme en acción?

No podemos permitir que la memoria de las víctimas de la pandemia se desvanezca. Exigir justicia por ellas es también defender el futuro de nuestro país. No se trata solo de castigar a los responsables, sino de construir un sistema de salud público, eficiente y accesible para todos. Un sistema que priorice la vida y la dignidad de las personas, por encima de los intereses políticos y las ambiciones personales. El nombramiento de López-Gatell es una afrenta a la memoria de las víctimas y un atentado contra la salud de todos los mexicanos. No podemos quedarnos callados.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Una sociedad basada en la impunidad y el cinismo, o una sociedad que valore la justicia, la verdad y la dignidad humana? La respuesta está en nuestras manos. La indignación es importante, pero no es suficiente. Necesitamos organizarnos, movilizarnos y exigir un cambio profundo. El futuro de México depende de ello. No permitamos que la historia que tengamos que contar sea la de la indiferencia y la resignación.

Fuente: El Heraldo de México