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4 de julio de 2025 a las 23:55
El 4 de Julio ya no es lo mismo: Ciudades cancelan festejos
La sombra de la incertidumbre se cierne sobre las celebraciones del 4 de julio. El fervor patriótico que tradicionalmente inunda las calles de Los Ángeles en esta fecha se ha visto empañado por un clima de temor y desconfianza. La amenaza latente de las redadas migratorias, impulsadas por la administración Trump, ha silenciado los festejos en varios vecindarios, dejando un vacío en el corazón de comunidades que solían vibrar con el orgullo de ser estadounidenses.
El caso de El Sereno es un ejemplo palpable de esta realidad. Un desfile, símbolo de unidad y celebración, se ha desvanecido ante el miedo. El 90% de los participantes, en su mayoría pertenecientes a la comunidad latina, decidieron retirarse. No es una falta de patriotismo, como bien señala la organizadora Genny Guerrero, sino una respuesta lógica al temor que se respira en el ambiente. El temor a ser detenidos, a ser separados de sus familias, independientemente de su estatus migratorio, ha convertido la celebración en una amenaza. ¿Cómo celebrar la libertad cuando se vive con el miedo constante a perderla?
Esta situación no es aislada. Desde el centro de Los Ángeles, donde una multitudinaria fiesta callejera ha sido pospuesta, hasta los suburbios del sureste, como Bell Gardens, donde las celebraciones han sido canceladas por completo, la preocupación es la misma. La alegría de la fiesta nacional se ha visto eclipsada por la angustia de una comunidad que se siente vulnerable y perseguida.
Este sentimiento de incertidumbre se extiende más allá de Los Ángeles. Las encuestas revelan un descenso en el orgullo nacional entre los estadounidenses, especialmente entre los demócratas, durante la presidencia de Donald Trump. Muchos se cuestionan la pertinencia de celebrar el 4 de julio en este contexto. ¿Cómo festejar la independencia cuando las políticas del gobierno parecen atentar contra los principios fundamentales de la nación?
Ante este panorama, surgen nuevas formas de conmemorar la fecha. No se trata de renunciar al espíritu del 4 de julio, sino de redefinirlo. En lugar de los tradicionales desfiles y fuegos artificiales, se alzan voces de protesta contra las políticas de Trump, desde las reducciones a Medicaid hasta las medidas antiinmigrantes. La Marcha de las Mujeres, que en 2017 llenó las calles de Washington en respuesta a la investidura de Trump, organiza este año eventos en todo el país, desde comidas comunitarias hasta manifestaciones en grandes ciudades como Houston. Se trata de un 4 de julio diferente, un día para reivindicar los valores de la nación y exigir un cambio de rumbo.
Incluso la industria de los fuegos artificiales, un elemento icónico de las celebraciones, se ve afectada por las políticas de la administración. La guerra comercial con China ha encarecido la importación de estos productos, que en su gran mayoría se fabrican en el país asiático. Los aranceles, que llegaron a alcanzar el 145%, aunque posteriormente se redujeron al 30%, impactan directamente en el bolsillo de los consumidores y ponen en evidencia la complejidad de la situación actual. La celebración de la independencia se ve así atravesada por una serie de factores que la transforman y la dotan de nuevos significados. Un 4 de julio marcado por la incertidumbre, la protesta y la reflexión. Un 4 de julio que invita a repensar el significado de ser estadounidense en tiempos turbulentos.
Fuente: El Heraldo de México