
4 de julio de 2025 a las 09:30
¡Diputados a Clases!
La noticia de que el doctor Monreal, ese erudito de la política con alma de pedagogo, ha decidido extender su labor docente a las curules de San Lázaro ha llenado de júbilo a este humilde servidor. No se trata de una tarea nueva, pues el orgullo de Fresnillo ya lleva tiempo impartiendo talleres de lectura en la Cámara de Diputados, iluminando las mentes de nuestros representantes con las letras de autores como George Orwell, un burgués, sí, pero cuya obra, según la revelación del compañero Monreal, resulta esencial para todo aquel arraigado en la izquierda. Y ahora, este doctor en Derecho, a quien deberíamos referirnos como “profesor”, “sensei” o, mejor aún, “maestro”, cual Yoda del progresismo nacional, nos sorprende con una iniciativa aún más ambiciosa: la UNAM abrirá sus puertas a los diputados para que se formen en Derecho Constitucional.
Aunque mi especialidad es la salud mental, la tentación de asistir como oyente a las clases de mi alma máter es irresistible. Imaginen el espectáculo: individuos acostumbrados a las guajolotas en el pleno, a las siestas reparadoras en el curul inducidas por el mal del puerco, a los silbidos y mentadas de madre dignas de un estadio de fútbol a las seis de la tarde, transformados, de la mano del doctor Monreal, en expertos en jurisprudencia romana, en la intrincada división de poderes, en las garantías individuales y la relación entre el individuo y el Estado. Visualicen a estos mismos personajes, capaces de elaborar sesudos estudios comparativos entre nuestra Constitución, esa joya que ha revolucionado el Derecho al incluir los Sabritones y los vapeadores, y las cartas magnas de las democracias burguesas.
Esta apuesta académica no solo enriquecerá el intelecto de nuestros legisladores, sino que también mejorará su imagen ante el pueblo bueno. Porque, no nos engañemos, los compañeros tribunos son mucho más que especialistas en invasiones extraterrestres, quesadillas de chilaquil o besos pipos. Poseen una riqueza cultural, una diversidad de intereses y una profundidad de pensamiento que, lamentablemente, no siempre logran comunicar eficazmente.
A modo de sugerencia, me permito proponer que la maestría impulsada por el Legum Doctor incluya materias de orden práctico, como “Ética Laboral 1”. Esta asignatura podría, por ejemplo, instruir a las compañeras y compañeros en la importancia de asistir con mayor frecuencia a sus labores legislativas. Lo digo con todo respeto, pues la buena imagen de nuestros diputados también se construye con su presencia constante en el hemiciclo, evitando que los escaños luzcan más abandonados que la conferencia del compañero Noroña en Estrasburgo.
Dicho esto, ¡nos vemos en el salón!
Fuente: El Heraldo de México