La brutalidad se hizo presente en las calles de Tepic la mañana del 1 de julio, pintando un sombrío panorama de violencia contra la mujer. Una escena que helaría la sangre a cualquiera se desarrolló ante la mirada atónita de testigos y la rápida acción de la Policía Estatal. Un hombre, presuntamente ex pareja de la víctima, la arrolló con su vehículo en la colonia Fraccionamiento Castilla, dejándola con una fractura en la pierna, un crudo testimonio de la furia desatada. Imaginen la escena: la avenida Los Sauces, un escenario cotidiano, transformándose en un espacio de terror. El automóvil blanco, un símbolo de movilidad y libertad, convertido en un arma de agresión. La víctima, indefensa, viendo cómo la máquina se abalanzaba sobre ella, sintiendo el impacto, el dolor lacerante de la fractura.

Pero la pesadilla no terminó ahí. Tras el impacto, el agresor, lejos de mostrar arrepentimiento o prestar auxilio, descendió del vehículo. Con una violencia que estremece, la sujetó del cabello, ignorando sus gritos de dolor y su evidente vulnerabilidad. La obligó a subir al coche, secuestrándola a plena luz del día, ante la mirada incrédula de quienes transitaban por la zona. Un acto de barbarie que nos recuerda la fragilidad de la seguridad y la constante amenaza que viven muchas mujeres.

Afortunadamente, la oportuna intervención de la Policía Estatal, que patrullaba la zona, impidió que la situación escalara a un nivel aún más trágico. Los agentes, testigos presenciales del violento acto, dieron la voz de alto al agresor, quien, haciendo caso omiso a la autoridad, emprendió una huida desesperada. Se inició entonces una persecución que se extendió hasta la zona de Pantanal, en el municipio de Xalisco, perdiéndose entre los cañaverales, un laberinto verde que le brindó la cobertura necesaria para escapar. La imagen del vehículo huyendo, con la víctima atrapada en su interior, es una postal desgarradora que nos habla de la impunidad que a veces parece reinar.

La mujer, rescatada por los valientes elementos de la Policía Estatal, fue trasladada de inmediato a un centro médico para recibir atención por la fractura en su pierna. Allí, además de la atención física, recibirá el apoyo necesario para superar el trauma emocional de esta terrible experiencia. Su testimonio será crucial en la investigación que se avecina, una pieza clave para que se haga justicia.

El vehículo del agresor, un silencioso testigo de la violencia perpetrada, fue asegurado por las autoridades. La búsqueda del responsable continúa, con la esperanza de que pronto sea aprehendido y enfrente las consecuencias de sus actos. La Fiscalía General del Estado de Nayarit, aunque aún no ha emitido un comunicado oficial, se espera que investigue el caso bajo el protocolo de tentativa de feminicidio y privación ilegal de la libertad, delitos graves que reflejan la gravedad de la agresión.

Este caso nos conmociona y nos obliga a reflexionar sobre la violencia de género que persiste en nuestra sociedad. Nos recuerda la importancia de la denuncia, de la solidaridad y de la acción conjunta para erradicar este flagelo. Es un llamado a la sociedad, a las autoridades y a cada uno de nosotros a construir un futuro donde las mujeres puedan vivir libres de violencia, donde las calles sean espacios seguros y donde la justicia prevalezca. No podemos permitir que estas historias se repitan.