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3 de julio de 2025 a las 09:36

Seguridad CDMX: Harfuch y Sheinbaum, la dupla que cumple

La seguridad, un tema que ha resonado en cada rincón de México durante décadas, finalmente encuentra un nuevo cauce. No se trata de un simple parche, sino de una reingeniería total del sistema, una transformación profunda que promete un futuro más seguro para todos los mexicanos. La recién aprobada Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública, junto con la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, son los pilares de esta nueva era. Olvidemos la reacción tardía, la improvisación y la falta de coordinación. Este nuevo marco legal nos impulsa hacia un enfoque proactivo, basado en la anticipación, la inteligencia y la precisión. Imaginen un sistema que no solo reacciona ante el delito, sino que lo estudia, lo analiza, comprende sus raíces y anticipa sus movimientos. Eso es lo que estas leyes prometen: un sistema que no solo apaga incendios, sino que previene que se enciendan.

La clave de este cambio radica en la información. La inteligencia se convierte en el motor de la seguridad. El nuevo Sistema Nacional de Inteligencia articulará la información estratégica de todos los niveles de gobierno, creando una red de conocimiento que permitirá detectar amenazas, identificar patrones de criminalidad y diseñar respuestas focalizadas. Ya no más compartimentos estancos, ya no más esfuerzos aislados. La coordinación y la colaboración son las nuevas reglas del juego.

Este nuevo enfoque no se limita a la esfera federal. La reconfiguración del Sistema Nacional de Seguridad Pública impactará directamente en la capacidad de respuesta a nivel local. Mejores procesos, datos más precisos y una optimización de los mecanismos de mando se traducirán en una mayor eficiencia y eficacia en el combate a la delincuencia. Imaginen a las fuerzas de seguridad trabajando con una precisión quirúrgica, con la información necesaria para actuar de manera oportuna y contundente.

Pero la tecnología y la inteligencia no son suficientes. La transparencia y la rendición de cuentas son los cimientos de un sistema de seguridad democrático y efectivo. Estas leyes incorporan principios fundamentales que garantizan la legalidad de cada acción y el respeto irrestricto a los derechos humanos. La seguridad no se construye a costa de la libertad, sino en armonía con ella.

El liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido crucial en este proceso. Su visión ha impulsado un modelo de seguridad que prioriza la prevención, la innovación y la sensibilidad social. No se trata solo de perseguir delincuentes, sino de construir un entorno social que desaliente la criminalidad. La seguridad, en este nuevo paradigma, se concibe como una tarea integral, que involucra a toda la sociedad.

El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, ha jugado un papel fundamental en la consolidación de estas reformas. Su experiencia, su compromiso y su capacidad técnica han sido esenciales para traducir la visión de la presidenta en leyes concretas y efectivas. Su impulso a la profesionalización de las corporaciones policiales es una pieza clave en este rompecabezas.

Este es un momento histórico para México. Un momento en el que dejamos atrás la ineficacia y la improvisación para abrazar un futuro más seguro, construido sobre los pilares de la inteligencia, la tecnología, la coordinación y el respeto a los derechos humanos. Un futuro donde la tranquilidad de las familias mexicanas no sea una promesa vacía, sino una realidad tangible. El cambio ha comenzado, y el rumbo está trazado hacia un México más seguro para todos.

Fuente: El Heraldo de México