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4 de julio de 2025 a las 02:50

¡Profeco desenmascara jamones pirata!

La aparente proliferación de "embutidos" que imitan al jamón en los supermercados ha encendido las alarmas de la Profeco. No se trata simplemente de una cuestión de nombres, sino de una posible estrategia para confundir al consumidor, ofreciendo productos que visualmente se asemejan al jamón, pero que no cumplen con las normas de calidad y composición establecidas para este alimento. Imaginen la escena: ustedes, buscando un buen jamón para la cena familiar, se encuentran con un empaque atractivo, con una imagen que evoca la jugosidad y el sabor del jamón tradicional. Lo toman, confiados, y al llegar a casa descubren que en realidad se trata de un "embutido cárnico cocido" o un "producto cárnico con pavo", denominaciones ambiguas que ocultan una composición diferente y, posiblemente, una calidad inferior.

Esta práctica, detectada por el Laboratorio Nacional de Protección al Consumidor, no solo induce al engaño, sino que también genera una competencia desleal con las marcas que sí cumplen con la NOM-158-SCFI-2003, la cual regula la denominación, clasificación y especificaciones del jamón. La Profeco ha sido contundente en su advertencia: estos productos "intentan engañar a las personas consumidoras haciéndose pasar por jamón". La alerta roja emitida en la Revista del Consumidor de julio de 2025 es una llamada de atención para que los consumidores estemos más vigilantes y no nos dejemos llevar por las apariencias.

El problema radica en la falta de regulación para estos "embutidos". A diferencia del jamón, cuya producción está estrictamente normada, estos productos se mueven en un vacío legal. Los fabricantes no han podido demostrar el origen de la denominación "embutido" ni justificar por qué no se consideran productos de imitación. Esto abre la puerta a la incertidumbre sobre su composición. ¿Qué carnes utilizan? ¿Qué porcentaje de soya y fécula contienen? Son preguntas que quedan sin respuesta, dejando al consumidor a la deriva.

La Profeco ha analizado 40 productos y ha descubierto que 13 de ellos, autodenominados "embutidos", son en realidad mezclas de carne y pastas cárnicas con un alto contenido de soya y fécula, presentándose en empaques casi idénticos a los del jamón. Ante esta situación, la recomendación es clara: leer detenidamente la etiqueta antes de comprar. No basta con que el empaque se parezca al del jamón; debemos verificar la denominación del producto y su composición.

Además, la Profeco recomienda cinco acciones clave al comprar jamón u otros productos cárnicos: revisar la fecha de caducidad, verificar el empaque, comparar precios, elegir la presentación adecuada a nuestras necesidades y, por supuesto, leer la etiqueta. Estas medidas nos ayudarán a tomar decisiones informadas y a evitar ser víctimas del engaño.

Finalmente, es importante recordar que el consumo excesivo de sodio, presente en el jamón y otros productos cárnicos, puede ser perjudicial para la salud, especialmente para personas con hipertensión. Por lo tanto, la moderación es fundamental, y en caso de tener alguna condición médica, es recomendable consultar con un especialista antes de consumir estos productos. La salud es lo primero, y estar informados es nuestra mejor herramienta para protegerla.

Fuente: El Heraldo de México