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3 de julio de 2025 a las 19:15

Olvídate de dietas: ¡Pierde peso YA!

En un mundo obsesionado con la imagen, la eterna búsqueda de la dieta perfecta para perder peso nos bombardea con promesas milagrosas y tendencias efímeras. Sin embargo, la ciencia y la experiencia nos ofrecen una respuesta más sensata: no existe una fórmula mágica universal. El camino hacia un peso saludable es un viaje personal, donde la clave reside en la constancia y la adopción de hábitos sostenibles a largo plazo. Expertos como Rhiannon Lambert, autora de "The Science of Nutrition," insisten en la individualidad de cada metabolismo y la importancia de encontrar un plan que se integre a nuestro estilo de vida. No se trata de seguir dietas draconianas que abandonamos a las pocas semanas, sino de construir una relación equilibrada con la comida que podamos mantener en el tiempo.

David Tobias, investigador de Harvard, refuerza esta idea, destacando que la adherencia al plan, más que la restricción específica de macronutrientes (grasas o carbohidratos), es el factor determinante del éxito. Imaginemos dos escenarios: una persona que sigue una dieta restrictiva durante un mes, pierde peso rápidamente, pero luego recupera todo al volver a sus antiguos hábitos; y otra persona que adopta cambios graduales, incorporando alimentos saludables y ejercicio regular a su rutina diaria. ¿Quién habrá logrado un impacto real en su salud a largo plazo? La respuesta es evidente.

Más allá de la dieta en sí, pequeños cambios en nuestro día a día pueden marcar una gran diferencia. Un desayuno nutritivo nos proporciona la energía necesaria para arrancar la jornada y evita los antojos posteriores. Controlar las porciones, aprendiendo a escuchar las señales de nuestro cuerpo, nos permite disfrutar de la comida sin excesos. Y la actividad física regular, lejos de ser una obligación, se convierte en un aliado para nuestro bienestar físico y mental.

Dentro de este panorama, la dieta mediterránea se alza como un modelo a seguir, no solo para perder peso, sino para mejorar la salud en general. Su riqueza en frutas, verduras, aceite de oliva, cereales integrales y pescado, junto con un consumo moderado de carnes rojas, la convierte en un ejemplo de equilibrio nutricional. El prestigioso estudio PREDIMED, realizado en España con más de 7.000 participantes, confirmó su eficacia en la reducción del riesgo cardiovascular, un beneficio que va más allá de la estética. No es casualidad que encabece los rankings internacionales, como el de U.S. News & World Report, como la mejor dieta en general y para adelgazar.

El ayuno intermitente, en particular la modalidad 4:3 (cuatro días de alimentación libre y tres con restricción calórica), ha ganado popularidad en los últimos años. Estudios demuestran su potencial para la pérdida de peso a corto plazo, incluso superando a las dietas hipocalóricas tradicionales. Sin embargo, la clave reside, una vez más, en la sostenibilidad. ¿Podemos mantener este patrón alimenticio a largo plazo sin afectar nuestra vida social y nuestro bienestar emocional?

Ante la abrumadora cantidad de información y opciones disponibles, la recomendación de la Mayo Clinic es clara: buscar la guía de un profesional de la salud. Un nutricionista o dietista puede ayudarnos a diseñar un plan personalizado, adaptado a nuestras necesidades y preferencias, y a establecer metas realistas. También es fundamental recibir asesoramiento sobre cómo incorporar el ejercicio de forma segura y efectiva, especialmente si padecemos alguna condición médica.

En definitiva, la mejor dieta no es la que nos promete resultados rápidos e irreales, sino la que nos enseña a construir hábitos saludables y sostenibles para toda la vida. Es un proceso de aprendizaje, donde la constancia y la escucha de nuestro propio cuerpo son las herramientas más valiosas. La pérdida de peso no es un fin en sí mismo, sino un camino hacia una vida más plena y saludable.

Fuente: El Heraldo de México