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3 de julio de 2025 a las 09:36

Latinoamérica y el conflicto Israel-Irán: ¿Un nuevo dilema?

La creciente tensión entre Irán e Israel ha puesto de manifiesto, una vez más, la compleja y a menudo contradictoria red de relaciones que ambos países mantienen con América Latina. Mientras algunos gobiernos, como los de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, han expresado su solidaridad con Irán y criticado las acciones de Israel, otros, como Uruguay y Perú, han optado por la cautela, instando al respeto del derecho internacional y a la búsqueda de soluciones pacíficas. Esta diversidad de posturas no solo refleja las diferentes afinidades políticas e ideológicas de los gobiernos latinoamericanos, sino también la influencia de factores históricos, económicos y geopolíticos.

El caso de Brasil es particularmente ilustrativo. Como miembro fundador del grupo BRICS, Brasil ha fortalecido sus lazos con Irán en los últimos años, encontrando en este foro un espacio para la cooperación en áreas como comercio e inversión. Además, la importante diáspora libanesa en Brasil, con sus vínculos históricos y culturales con el Medio Oriente, juega un papel relevante en la configuración de la política exterior brasileña hacia la región. Esta compleja realidad explica, en parte, la reticencia de los gobiernos brasileños, incluso el de Jair Bolsonaro, a incluir a Hezbolá en la lista de organizaciones terroristas. La postura de Brasil contrasta con la de Argentina, que ha calificado a Irán como "enemigo" y ha redoblado sus esfuerzos para visibilizar las actividades de Hezbolá en la región, en un contexto marcado por la memoria del atentado contra la AMIA en 1994.

La polarización en la región también se refleja en las declaraciones de otros países. Colombia, por ejemplo, ha llamado a Irán a cumplir con sus compromisos en materia de no proliferación nuclear, mientras que México, citando al Papa Francisco, ha reiterado su compromiso con la solución pacífica de las controversias. Estas divergencias ponen de manifiesto la falta de una coordinación regional en temas cruciales como la guerra y la paz, y la no proliferación nuclear. A diferencia del pasado, cuando Brasil y Argentina lideraban los esfuerzos por la democratización, el libre comercio y la desnuclearización en la región, hoy la fragmentación y la polarización dominan el escenario.

Este contexto de incertidumbre e inestabilidad regional se ve agravado por la creciente tensión en el escenario internacional. La guerra en Ucrania, la crisis energética y la polarización geopolítica entre Estados Unidos y China, limitan el margen de maniobra de los países latinoamericanos y dificultan la construcción de consensos en temas clave. En este sentido, la falta de una visión compartida sobre el rol de América Latina en el nuevo orden mundial representa un desafío para la región. La necesidad de un diálogo constructivo y una cooperación más estrecha entre los países latinoamericanos se hace cada vez más evidente. El futuro de la región dependerá, en gran medida, de la capacidad de sus líderes para superar las diferencias y trabajar juntos en la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles a los desafíos que enfrentan.

Fuente: El Heraldo de México