La tranquilidad del barrio Regional de Mar del Plata se vio abruptamente interrumpida el pasado miércoles. Una joven estudiante, Lucrecia Ríos, de apenas 23 años, se convirtió en víctima de un acto de irresponsabilidad que la mantiene luchando por su recuperación. Su rutina, tan simple como pedalear hacia el Instituto Superior Docente N°19 donde cursa su último año, se transformó en una pesadilla en la intersección de Azcuénaga y Entre Ríos. Allí, una camioneta 4x4 la embistió con violencia, dejándola abandonada a su suerte sobre el asfalto. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, son estremecedoras: el vehículo, sin aminorar la marcha, impacta a Lucrecia, la pasa por encima y huye sin prestarle auxilio. La frialdad del acto conmociona, la indiferencia ante el sufrimiento humano indigna.

El impacto fue devastador. Lucrecia, socorrida por vecinos que presenciaron la escena, fue trasladada de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). El diagnóstico médico confirma la gravedad de las lesiones: traumatismo de cráneo, una costilla fisurada y fracturas en ambos tobillos. La joven permanece internada, a la espera de una compleja cirugía que intentará reparar el daño en sus pies, mientras su familia vive horas de angustia e incertidumbre. Su hermana, Belén, con la voz quebrada por la emoción, relató a la prensa el difícil momento que atraviesan. Más allá del dolor físico, Lucrecia enfrenta el impacto psicológico de un evento traumático. Una joven llena de vida, cuya rutina incluía el ejercicio y los paseos en bicicleta, ahora se ve postrada en una cama de hospital, con un futuro incierto. La tristeza la embarga al contemplar el estado de sus piernas, y aunque lucha por mantenerse fuerte, necesita del apoyo de todos.

Inicialmente, la familia optó por la discreción, confiando en la eficacia de la investigación. Sin embargo, ante la falta de avances, decidieron hacer público el video del accidente, con la esperanza de que alguien pueda reconocer la camioneta y aportar datos sobre el conductor. La solidaridad de una vecina permitió acceder a las imágenes, aunque la placa del vehículo no se distingue con claridad. "Sabemos que hay gente que puede haber visto algo, necesitamos esa colaboración", imploró Belén, destacando la importancia de cualquier información que pueda ayudar a identificar al responsable. La fiscalía a cargo del caso continúa recopilando pruebas, analizando cámaras de seguridad de la zona para reconstruir la ruta de escape del agresor. Cada minuto cuenta, cada pista es crucial para que la justicia actúe y este acto de cobardía no quede impune.

Mientras la investigación avanza, Lucrecia se aferra a la esperanza de recuperarse. Su familia, con el corazón en un puño, espera que lleguen pronto los insumos necesarios para la operación. Anhelan que pueda volver a caminar, que retome su vida, que concrete su sueño de ser docente. La incertidumbre sobre la recuperación de la movilidad en sus piernas es una sombra que los acompaña, pero la fe y el amor de sus seres queridos son el motor que impulsa a Lucrecia en esta difícil batalla. La comunidad de Mar del Plata se une en un clamor por justicia, esperando que el responsable sea encontrado y que Lucrecia reciba la atención y el apoyo que necesita para superar este doloroso episodio.