
3 de julio de 2025 a las 04:35
Justicia para la conductora
La sombra de la violencia vuelve a cernirse sobre Temixco, Morelos. Dos casos recientes, ambos estremecedores, nos obligan a reflexionar sobre la persistencia de la violencia de género y familiar en nuestra sociedad. Por un lado, el brutal feminicidio de una conductora de taxi por aplicación, un recordatorio trágico de la vulnerabilidad que enfrentan las mujeres en su día a día. Obed “N” y María Fernanda “N”, los autores confesos de este crimen, han sido condenados a 26 años y ocho meses de prisión. Si bien la justicia ha actuado con relativa rapidez gracias al procedimiento abreviado, la pena impuesta difícilmente podrá reparar el daño irreparable causado a la víctima, su familia y a la sociedad en su conjunto. Este caso nos interpela a todos: ¿qué estamos haciendo como sociedad para proteger a nuestras mujeres? ¿Cómo podemos garantizar que puedan trabajar y vivir sin miedo? La respuesta, sin duda, es compleja y requiere un esfuerzo colectivo que involucre a instituciones, familias y a cada uno de nosotros.
El segundo caso, aunque diferente en su naturaleza, no es menos preocupante. Ricardo “N” ha sido detenido por presuntamente agredir física y verbalmente a su ex pareja. Este episodio, ocurrido en 2021, ilustra la persistencia de la violencia en el ámbito doméstico, un espacio que debería ser sinónimo de seguridad y afecto. La denuncia interpuesta por la víctima y la posterior actuación de la Fiscalía son un ejemplo de la importancia de no callar ante la violencia. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿cuántos casos similares quedan en la sombra, silenciados por el miedo o la desesperanza? La violencia familiar es una lacra que debemos erradicar de raíz, y para ello es fundamental que las víctimas sepan que no están solas, que existen recursos y apoyo disponibles para ellas.
Estos dos casos, aunque aislados, dibujan un panorama preocupante. La celeridad con la que se ha actuado en ambos, con la detención y condena de los responsables, es un signo positivo. Sin embargo, la verdadera justicia no se limita a castigar a los culpables, sino que implica también la prevención, la educación y la creación de una cultura de respeto e igualdad. Es necesario seguir trabajando en la sensibilización de la sociedad, en la formación de las fuerzas del orden y en la implementación de políticas públicas que protejan a las víctimas y prevengan futuras agresiones. No podemos permitir que la violencia se normalice. Cada caso debe ser un llamado a la acción, una oportunidad para reflexionar y redoblar nuestros esfuerzos en la construcción de una sociedad más justa y segura para todos. La lucha contra la violencia es una tarea que nos compete a todos, y no podemos bajar la guardia. El futuro de nuestras comunidades depende de ello. Es imperativo que se fortalezcan los mecanismos de atención a las víctimas, que se brinden recursos psicológicos y legales, y que se promueva una cultura de denuncia. Solo así podremos romper el ciclo de la violencia y construir un futuro más esperanzador.
Fuente: El Heraldo de México