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3 de julio de 2025 a las 09:05

Giros inesperados de la vida

El escándalo que salpica al campeón Saúl "Canelo" Álvarez nos obliga a reflexionar sobre las compañías que mantenemos y las implicaciones que pueden tener. No se trata de condenar al boxeador por las acciones de su socio, Eric Daniel Zamora Delgadillo, acusado de lavado de dinero y huachicoleo, sino de analizar la situación con la misma vara con la que la 4T ha medido a sus adversarios. Recordemos las críticas feroces, los señalamientos casi inquisitoriales, dirigidos a figuras de la oposición por sus vínculos, a veces lejanos, con personajes cuestionables. ¿Aplicarán la misma lógica ahora? ¿Veremos la misma vehemencia en la búsqueda de la verdad? Lo dudo.

La hipocresía se respira en el aire. Aquellos que clamaban justicia ante la más mínima sospecha de corrupción ahora guardan silencio, esperando que la tormenta pase. El caso de Genaro García Luna y Felipe Calderón fue utilizado como arma arrojadiza, argumentando la imposibilidad de desconocer las actividades ilícitas de un colaborador cercano. ¿Se atreverán a aplicar el mismo razonamiento al caso del Canelo y su socio? ¿Exigirán la misma transparencia y rendición de cuentas?

El doble rasero es evidente. Lo que para la oposición es motivo de escándalo, para la 4T es un simple malentendido. Las maromas retóricas y las justificaciones inverosímiles se suceden, intentando minimizar la gravedad de la situación. Se busca proteger la imagen del campeón, ignorando las preguntas incómodas que surgen sobre su relación con Zamora Delgadillo y el origen de los fondos de su empresa, Upper, by Canelo Energy.

Recordemos la férrea defensa de los valores que el Canelo ha pregonado. Su rechazo a la millonaria oferta de Elon Musk para promocionar Tesla, argumentando su desacuerdo con las políticas migratorias del magnate, lo pintó como un defensor de los connacionales. Ahora, ante las acusaciones contra su socio, ¿mantendrá la misma firmeza en sus principios? ¿Romperá la sociedad con Zamora Delgadillo o mirará hacia otro lado?

La nueva legislación antilavado de dinero pone al Canelo en una situación delicada. La 4T tiene en sus manos una herramienta poderosa que podría utilizar para presionar al boxeador si así lo considera conveniente. Más allá de las consecuencias legales, este caso deja al descubierto la fragilidad de las relaciones superficiales y la importancia de elegir cuidadosamente nuestras compañías.

La cercanía del Canelo con Claudia Sheinbaum, evidenciada en las numerosas fotografías que circularon durante la campaña electoral, añade otra capa de complejidad al asunto. Aquellas imágenes, destinadas a proyectar una imagen de apoyo y amistad, ahora podrían interpretarse como un vínculo con actividades ilícitas. La pregunta es: ¿sabía el Canelo con quién se relacionaba? Y si no lo sabía, ¿qué hará ahora que la información ha salido a la luz?

La 4T, tan presta a señalar con el dedo acusador, debería aplicar la misma vara a sus propios allegados. La justicia no debe ser selectiva. Es momento de que asuman la responsabilidad de sus actos y demuestren que la lucha contra la corrupción no es una simple bandera política, sino un compromiso real. El caso del Canelo y su socio es una prueba de fuego para la 4T. ¿Estarán a la altura de las circunstancias o se escudarán en la hipocresía y el doble rasero? El tiempo lo dirá.

Fuente: El Heraldo de México