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3 de julio de 2025 a las 07:00
Frontera México-EU: Mínimo histórico de detenciones
El descenso histórico en las cifras de cruces fronterizos ilegales durante junio de 2025, con apenas 6,070 detenciones en la frontera suroeste, ha desatado un intenso debate nacional. Mientras la administración Trump celebra la efectividad de sus políticas migratorias, organizaciones de derechos humanos alzan la voz ante lo que consideran medidas draconianas que ponen en riesgo la vida de miles de migrantes.
Las cifras, sin duda, son impactantes. Un 15% menos que el anterior récord mínimo registrado en marzo, y la cifra más baja en un solo día (137 detenciones el 28 de junio) en los últimos 25 años. Este panorama, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), es el resultado directo de la firmeza del gobierno en materia de seguridad fronteriza, incluyendo un aumento en las deportaciones y la implementación de políticas más restrictivas. La ausencia de liberaciones de inmigrantes detenidos por segundo mes consecutivo refuerza la narrativa de una política de “tolerancia cero”.
Sin embargo, detrás de estos números se esconde una realidad compleja y multifacética. La drástica reducción en los cruces fronterizos no puede analizarse aisladamente. Factores como la situación socioeconómica en los países de origen de los migrantes, las políticas migratorias de los países de tránsito y las propias condiciones en la frontera, influyen directamente en el flujo migratorio. ¿Son entonces estas cifras un reflejo exclusivo de la efectividad de las políticas de la administración Trump o existen otras variables que contribuyen a esta disminución?
La inversión de más de 134,000 millones de dólares en seguridad fronteriza, aprobada recientemente por la Cámara de Representantes, añade otra capa de complejidad al debate. Mientras el gobierno argumenta que estos fondos son esenciales para reforzar la seguridad nacional, críticos señalan que se trata de un gasto excesivo que podría destinarse a otras áreas prioritarias. La construcción y expansión del muro fronterizo, la contratación de miles de nuevos agentes para la CBP y el ICE, y la creación de nuevos centros de detención, son medidas que generan controversia y plantean interrogantes sobre su real impacto en la seguridad y el respeto a los derechos humanos.
Las denuncias de organizaciones de derechos humanos sobre el aumento de muertes de migrantes en la frontera son alarmantes. La suspensión de procesos de asilo y las deportaciones masivas, argumentan, expulsan a personas vulnerables a situaciones de extrema precariedad y peligro. El desierto y los ríos fronterizos se han convertido en tumbas para aquellos que buscan un futuro mejor, huyendo de la violencia y la persecusión en sus países de origen.
La resistencia de comunidades fronterizas a la construcción del muro, como la movilización en Sunland Park, Nuevo México, en defensa del Monte Cristo Rey, refleja la profunda división que existe en torno a este tema. No se trata solo de una cuestión de seguridad fronteriza, sino también de impacto ambiental, respeto a lugares sagrados y el derecho a la tierra y la cultura.
El debate sobre la migración en Estados Unidos está lejos de concluir. Las cifras de junio de 2025 son un nuevo capítulo en una larga y compleja historia. Un capítulo que nos obliga a reflexionar sobre las consecuencias humanas de las políticas migratorias, la necesidad de encontrar soluciones integrales y el respeto a la dignidad de todas las personas, independientemente de su origen o estatus migratorio.
Fuente: El Heraldo de México