
3 de julio de 2025 a las 22:35
¡Alerta! Remesas con nuevo impuesto.
La sombra de la nueva ley fiscal del presidente Trump se cierne sobre millones de familias, tanto en Estados Unidos como en los países de origen de los migrantes. Con 218 votos a favor, la Cámara de Representantes ha dado luz verde a un proyecto que, según las palabras del propio Trump en Truth Social, representa "uno de los proyectos de ley más importantes de la historia". Sin embargo, esta "importancia histórica" se traduce en un impacto directo y tangible en los bolsillos de los migrantes y sus familias, a través de un aumento en los fondos destinados a deportaciones y la imposición de un impuesto del 1% a las remesas enviadas en efectivo.
Este impuesto, aparentemente pequeño, representa una carga significativa para quienes envían dinero a sus seres queridos en sus países de origen. Imaginemos a María, una trabajadora incansable que limpia oficinas en Los Ángeles y envía cada mes una parte de su sueldo a su madre enferma en Guatemala. Ese 1% representa menos medicinas para su madre, menos comida en la mesa familiar, menos oportunidades para sus hermanos menores. Multiplicado por millones de Marías, este 1% se convierte en una suma considerable que deja de circular en las economías de los países receptores, impactando negativamente en el desarrollo local y frenando el crecimiento de pequeñas empresas.
La discusión en la Cámara de Representantes, lejos de ser un debate sereno y ponderado, se convirtió en un escenario de tensiones políticas. La intervención maratónica de Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata, durante casi nueve horas, refleja la profunda oposición a esta ley y la desesperación por frenar su aprobación. Su discurso, un alegato contra lo que muchos consideran una medida injusta y discriminatoria, puso de manifiesto las profundas divisiones que existen en el país respecto a la política migratoria.
Más allá del debate político, la realidad es que esta ley impacta directamente en la vida de personas reales, con nombres y apellidos, con sueños y esperanzas. Familias que dependen de esas remesas para subsistir, para educar a sus hijos, para acceder a servicios básicos de salud. El 1% no es solo un número, es una porción de futuro que se les arrebata.
¿Cuáles serán las consecuencias a largo plazo de esta medida? ¿Cómo afectará a las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y los países de origen de los migrantes? ¿Se implementarán medidas de apoyo para mitigar el impacto de este impuesto en las familias más vulnerables? Estas son preguntas que quedan en el aire y que requieren un análisis profundo y una respuesta urgente por parte de las autoridades.
La aprobación de esta ley fiscal no es solo un asunto económico, es un asunto humano. Es la historia de millones de personas que luchan por un futuro mejor para sí mismos y para sus familias, y que ahora se enfrentan a un nuevo obstáculo en su camino. Es una historia que debemos contar, que debemos analizar y que, sobre todo, debemos recordar.
Fuente: El Heraldo de México