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3 de julio de 2025 a las 01:25

Tragedia familiar: niña queda huérfana

Un escalofrío recorre Cancún. La tarde del miércoles 2 de junio, la ciudad se tiñó de tragedia con un nuevo feminicidio que deja a una niña huérfana y a una comunidad consternada. En una vivienda ubicada en la calle Perú esquina con Egipto, cerca de la avenida José López Portillo, se desató un infierno doméstico que culminó con la vida de una mujer a manos de su esposo, quien posteriormente se quitó la vida. El silencio de la tarde se rompió con los gritos desgarradores de la víctima, un llamado de auxilio que, según testigos, albañiles que trabajaban en las inmediaciones, resonó con una intensidad que helaba la sangre. Estos, alarmados por la magnitud de la violencia audible, no dudaron en contactar al número de emergencias 9-1-1. La respuesta, aunque rápida, no pudo evitar el fatal desenlace.

La reconstrucción de los hechos, a partir de los primeros reportes, dibuja una escena desgarradora. La pareja, tras dejar a su hija en la escuela secundaria, regresó a su hogar. Lo que parecía una tarde normal se transformó en una pesadilla. Una discusión, aún se desconocen los motivos, escaló rápidamente hasta convertirse en un violento ataque. El hombre, presa de una furia descontrolada, arremetió contra su esposa con un arma blanca. Las múltiples puñaladas, concentradas en el pecho y otras zonas vitales, no le dieron oportunidad alguna. La mujer falleció en el lugar, víctima de la brutalidad de su agresor.

El horror no terminó ahí. El hombre, tras cometer el atroz crimen, se vio abrumado, según las primeras hipótesis, por la magnitud de su acto. En un estado de aparente shock y desesperación, decidió terminar con su propia vida, ahorcándose en el mismo domicilio. Ambos cuerpos fueron hallados sin vida en el baño de la vivienda, un escenario que evidencia la crudeza de la violencia doméstica y la tragedia que deja a su paso.

La imagen más desgarradora de esta tragedia la protagoniza la hija de la pareja. Al regresar de la escuela, se encontró con un panorama que ninguna niña debería presenciar. Patrullas, cinta amarilla y la presencia policial le impidieron el acceso a su hogar. La angustia de la menor, desesperada por ver a sus padres, era palpable. Finalmente, solo se le permitió acceder al patio, donde la devastadora noticia de la muerte de sus padres la derrumbó por completo. Una infancia truncada, marcada por la violencia y la ausencia, es el legado más cruel de este feminicidio.

Las autoridades, representadas por la Policía Municipal, acordonaron de inmediato la escena del crimen para preservar las evidencias. Agentes ministeriales y personal del Servicio Médico Forense (SEMEFO) se presentaron en el lugar para realizar las primeras indagatorias, recabar pruebas y proceder con el levantamiento de los cuerpos. La investigación continúa abierta, buscando esclarecer los detalles que rodean este terrible suceso y, sobre todo, para que se haga justicia.

Este nuevo feminicidio en Cancún no solo es una estadística más, es un grito desesperado que nos exige, como sociedad, reflexionar sobre la violencia de género que sigue cobrando vidas. Es un llamado a la acción para fortalecer las medidas de prevención, brindar apoyo a las víctimas y erradicar la cultura machista que alimenta estos actos de barbarie. La memoria de esta mujer y la protección de las niñas y mujeres que viven bajo la amenaza de la violencia deben ser el motor de un cambio profundo y urgente. ¿Hasta cuándo seguiremos lamentando estas tragedias? ¿Cuándo romperemos el ciclo de la violencia? La respuesta está en nuestras manos.

Fuente: El Heraldo de México