La noticia del accidente de Hugo García, cariñosamente conocido como el Shrek de Tijuana, ha conmovido a la comunidad fronteriza. Este hombre, símbolo de resiliencia y alegría, fue atropellado el pasado 30 de junio mientras recorría la glorieta Padre Kino, un punto neurálgico de la ciudad, en su silla de ruedas. La imagen del entrañable ogro verde tendido en el asfalto, esperando la llegada de los paramédicos, ha generado una ola de solidaridad y preocupación entre los tijuanenses.

García, quien diariamente se viste del popular personaje para ganarse la vida y llevar el sustento a su esposa Beatriz Vázquez y a su pequeña hija, se ha convertido en una figura emblemática de Tijuana. Su presencia, siempre acompañada de una sonrisa a pesar de las adversidades, alegra a locales y visitantes por igual. Muchos lo consideran un ejemplo de superación, un recordatorio de que incluso en las circunstancias más difíciles, se puede encontrar la fuerza para sonreír y seguir adelante.

El accidente, ocurrido en la línea Sentry hacia la garita de San Ysidro, nos recuerda la vulnerabilidad de quienes transitan por las calles de nuestra ciudad. Aún se desconoce si el conductor responsable ha sido detenido, y la comunidad espera que se haga justicia y se esclarezcan los hechos. Más allá de las responsabilidades legales, este incidente nos invita a reflexionar sobre la importancia de la precaución al volante y el respeto a los peatones, especialmente a aquellos con movilidad reducida.

La diabetes, una enfermedad que afecta a millones de personas en México, ha marcado la vida de Hugo. Hace unos meses, tuvo que afrontar la amputación de su pierna derecha, un golpe durísimo que podría haberlo alejado de las calles y de su personaje. Sin embargo, con una valentía admirable, regresó en diciembre, demostrando una fuerza de voluntad inquebrantable. Su regreso fue un regalo para Tijuana, un símbolo de esperanza en medio de la adversidad.

La vida de Hugo García, el Shrek de Tijuana, es una historia de lucha constante. No solo se enfrenta a las dificultades económicas, sino también a los desafíos de su salud. A pesar de todo, elige día a día ponerse el disfraz, no solo para ganarse el pan, sino para regalar sonrisas a quienes lo rodean. No pide dinero, pero muchos le ofrecen una moneda o un gesto de cariño, reconociendo su esfuerzo y la alegría que aporta a la ciudad. Su presencia en la explanada del Palacio Municipal y en la línea Sentry se ha convertido en parte del paisaje urbano, un recordatorio de la humanidad y la resiliencia que existen en el corazón de Tijuana.

En estos momentos, mientras se recupera en el Hospital General de Tijuana, la comunidad espera ansiosamente su regreso. Las calles de la ciudad no son lo mismo sin su presencia. La solidaridad de los tijuanenses se ha manifestado en mensajes de apoyo y deseos de pronta recuperación. El Shrek de Tijuana, más que un personaje, es un símbolo de la ciudad, un ejemplo de perseverancia que nos inspira a todos. Esperamos verlo pronto de vuelta, con su sonrisa y su inconfundible traje verde, alegrando las calles de Tijuana. Su historia nos recuerda que la verdadera fortaleza se encuentra en el espíritu humano, capaz de superar cualquier obstáculo y encontrar la luz incluso en la oscuridad.