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2 de julio de 2025 a las 07:00
Rescatan 19 animales silvestres en operativos de la FGR
En un sorprendente giro de los acontecimientos, un operativo contra el robo de combustible en el Estado de México y Querétaro ha destapado una red de tráfico ilegal de fauna silvestre. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en colaboración con la Fiscalía General de la República (FGR), ha rescatado a 19 ejemplares de diversas especies, algunos de ellos en peligro de extinción, que se encontraban en condiciones precarias. Este hallazgo pone de manifiesto la compleja interconexión entre diferentes actividades ilícitas y la necesidad de una acción coordinada para combatirlas.
Imaginen la escena: en medio de la árida geografía donde se oculta el combustible robado, las autoridades se topan con jaulas y recintos improvisados, albergando a estas criaturas indefensas. Un cachorro de león, aún con la inocencia reflejada en sus ojos, un jaguar juvenil, cuya fuerza natural se ve opacada por el cautiverio, dos crías de mono araña aferrándose la una a la otra en busca de consuelo, guacamayas verdes, cuyo plumaje vibrante contrasta con la oscuridad de su encierro… la lista continúa, pintando un cuadro desolador de la crueldad del tráfico ilegal.
Entre las especies rescatadas se encuentran ejemplares listados en la NOM-059-SEMARNAT-2010, la norma oficial mexicana que identifica las especies en riesgo. El jaguar, la guacamaya verde, el mono araña, el loro cabeza azul, el loro corona lila y el loro cabeza amarilla se debaten entre la vida y la extinción en su hábitat natural, y la avaricia humana los empuja aún más al borde del abismo. Estos animales, símbolos de la biodiversidad de nuestro país, son víctimas de un comercio despiadado que no respeta fronteras ni leyes.
El rescate de estos 19 ejemplares no es solo una victoria contra el tráfico ilegal, sino también un rayo de esperanza para la conservación de estas especies. Personal especializado de la Profepa ha trasladado a los animales a dos predios que cuentan con las instalaciones adecuadas y la experiencia necesaria para su manejo. Allí recibirán la atención veterinaria que necesitan para recuperarse del trauma del cautiverio y, con suerte, podrán algún día ser reintroducidos en su hábitat natural.
Este caso nos recuerda la importancia de la colaboración entre las diferentes instancias gubernamentales para combatir el crimen organizado en todas sus formas. La lucha contra el robo de combustible ha destapado, de manera inesperada, una problemática aún mayor: el tráfico de especies en peligro de extinción. Es fundamental que se sigan realizando operativos de este tipo y que se fortalezcan las leyes para proteger a nuestra fauna silvestre.
La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántos animales más estarán sufriendo en silencio, víctimas de este cruel comercio? Es nuestro deber como ciudadanos estar alerta y denunciar cualquier actividad sospechosa que pueda estar relacionada con el tráfico ilegal de fauna. El futuro de estas especies, y en última instancia, la salud de nuestro planeta, depende de ello. No permitamos que la avaricia humana silencie para siempre el rugido del jaguar, el canto de la guacamaya o el juego del mono araña en las selvas mexicanas.
Fuente: El Heraldo de México