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3 de julio de 2025 a las 01:00

Piscinas limpias: Guía para un verano 2025 saludable

El verano se acerca y con él, la irresistible tentación de un chapuzón refrescante. Parques acuáticos, balnearios, hoteles con piscina… las opciones son tan variadas como los propios destinos vacacionales. Pero, ¿cómo asegurarnos de que el oasis que elegimos para escapar del calor no se convierta en una fuente de problemas para nuestra salud? No basta con que el agua se vea cristalina, la higiene de una piscina va mucho más allá de las apariencias. De hecho, existen rigurosas normas sanitarias que regulan su funcionamiento y garantizan la seguridad de los bañistas.

La Norma Oficial Mexicana NOM-245-SSA1-2010, por ejemplo, establece los requisitos sanitarios y de calidad del agua que deben cumplir todas las albercas de uso recreativo en México. Desde centros vacacionales hasta clubes deportivos, pasando por hoteles, moteles y parques acuáticos, todos deben acatar estos lineamientos. Y no se trata de una mera formalidad: esta norma es nuestra aliada a la hora de elegir un lugar seguro para disfrutar del agua.

La Cofepris, por su parte, ha elaborado una Guía de Autoverificación de Albercas, una herramienta invaluable tanto para los establecimientos como para los usuarios. Esta guía detalla las condiciones sanitarias que deben prevalecer en las piscinas, permitiéndonos a nosotros, los bañistas, verificar si el lugar que visitamos cumple con las normas. ¿Deben tener bitácoras de limpieza? ¿Qué protocolos se siguen en caso de accidentes? ¿Con qué frecuencia se renueva el agua? La guía nos da las respuestas.

Imaginemos la escena: llegamos a la piscina, listos para un día de diversión. Antes de lanzarnos al agua, podemos observar si existen procedimientos visibles de limpieza y mantenimiento. ¿Hay un reglamento a la vista con las normas de higiene y seguridad? ¿Se prohíbe la entrada de mascotas? Estos detalles, aparentemente pequeños, son indicadores clave del compromiso del establecimiento con la salud de sus visitantes.

Otro aspecto crucial es la disponibilidad de sanitarios y regaderas en buen estado, separados por sexo e identificados claramente. Su limpieza e higiene son fundamentales para prevenir la contaminación del agua de la piscina. Y no olvidemos la importancia de los pisos y paredes: deben ser de material impermeable, sin grietas ni moho, para evitar la proliferación de bacterias.

La circulación del agua es otro factor determinante. El agua estancada es un caldo de cultivo para microorganismos. Por eso, la norma exige que se renueve diariamente al menos un 5% del agua y que exista un sistema de circulación mecánica que evite su estancamiento. Además, cuando la piscina no está en uso, se debe realizar un mantenimiento exhaustivo que incluya la limpieza física de paredes y pisos, así como la aplicación de productos desinfectantes.

¿Y qué hay de la calidad del agua? No basta con que se vea limpia. Debe ser transparente, libre de materia flotante y, por supuesto, cumplir con los límites microbiológicos permisibles. Los análisis de coliformes fecales y amebas de vida libre son esenciales para garantizar la seguridad del agua. Estos análisis deben realizarse periódicamente y sus resultados deben estar disponibles.

En resumen, disfrutar de unas vacaciones refrescantes y seguras es posible si nos informamos y tomamos precauciones. Consultar las normas, observar las instalaciones y exigir el cumplimiento de los protocolos sanitarios son nuestros mejores aliados para disfrutar de la piscina sin preocupaciones. La salud es lo primero, y en materia de higiene, la información es poder.

Fuente: El Heraldo de México